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film malade

publicado el 16 de diciembre de 2007

Western de una muerte anunciada. 9 apuntes sobre El tiroteo

Marcos Vieytes | 1. Western fantasma, western metafísico: el Ser y la Nada filmado en un Oeste desértico y pálido. El westerna reflexionando sobre la muerte del western. ¿El western mirándose el ombligo? El western y su doble.

2. El desierto de los tártaros al norte del Río Grande. Preponderancia de planos generales que distancian a los hombres de la cámara, integran los cuerpos al paisaje, y disuelven la singularidad de los rostros. Planos del aire como simas, como agujeros negros que absorben la mirada.

3. En vez del cielo azul y nubes blancas, la nada en cinemascope. Si el ancho de pantalla era usado por John Ford y Howard Hawks para mostrar el movimiento vivo de los ejércitos al son de las trompetas, el alarileo indio o el transitar de los colonos hacia una tierra virgen, aquí sólo está poblado de ausencias, prófugos, viento, polvo y silencio. En vez de la vuelta del cine clásico, el cine clásico de vuelta, erando en círculos.

Si el ancho de pantalla era usado por John Ford y Howard Hawks para mostrar el movimiento vivo de los ejércitos al son de las trompetas, el alarileo indio o el transitar de los colonos hacia una tierra virgen, aquí sólo está poblado de ausencias, prófugos, viento, polvo y silencio. En vez de la vuelta del cine clásico, el cine clásico de vuelta, erando en círculos.

4. La mujer que propone y financia el viaje es, evidentemente, la Parca: caprichosa, atractiva, enigmática. ¿Hay belleza en la muerte cinematográfica? Aquí no está particularmente estilizada, pero puede que haya una oscura y parca belleza en la contemplación de un hombre que se acerca a su final sin envilecerse por la pena.

5. La mujer de este film de Hellman, hombre del infierno, es la muerte, pero no deja de comportarse como ser humano. Coquetea, se lava la cara, no le gusta el café que le sirven, se cae del caballo, fastidia a sus compañeros de viaje, se descompone: es un personaje, no un arquetipo. No te la podés quitar de encima, pero te gusta.

6. Un condenado a muerte cabalga hacia ella. ¿Lo sabe? Pasado los treinta, nadie ignora su destino. El difunto Willy (Warren Oates), ex caza recompensas con varias muertes en su haber, se ve morir a sí misma sin retórica ni discursos. Ese que muere en el último plano tiene otro nombre, pero su mismo rostro. Ese doble suyo que muere no es otro que él mismo, ya muerto desde el momento en que acepta emprender el viaje a un lugar que se pospone indefinidamente, pero también somos nosotros, espectador que aceptamos ver el reflejo de nuestro propio rostro en cada film.

7. Warren Oates es la contracara física y anímica de John Wayne, cowboy clásico por excelencia, héroe solar del primer Ford. Cansino y taciturno, levemente encorvado, parece estar de vuelta y saberlo de antemano. Warren Oates es un héroe que piensa demasiado, que piensa de más, que ve más allá que otros héroes: ve que detrás de la belleza hay algo atroz por innombrable. Por eso verá la cara de su muerte (o la muerte de su cara) de antemano y en ralenti, porque viene viéndola todos los días de su vida.

Warren Oates es la contracara física y anímica de John Wayne, cowboy clásico por excelencia, héroe solar del primer Ford. Cansino y taciturno, levemente encorvado, parece estar de vuelta y saberlo de antemano. Warren Oates es un héroe que piensa demasiado, que piensa de más, que ve más allá que otros héroes.

8. Dijo Monte Hellman: “Yo creo que en El tiroteo no es central el nihilismo, sino el misterio. Todo el sentido de la película reside en que es imposible saber qué es lo que está pasando: uno puede estar ahí, verlo, y aún así no saber qué es lo que ocurre”. Yo creo que en El tiroteo la búsqueda del misterio se topa con el vacío y desemboca en un nihilismo, sino central, nuclear.

9. Hellman agrega: “La película se estrenó en la época del asesinato de Kennedy, y eso era lo que estábamos viviendo en aquel entonces: un misterio que nunca fue resuelto; nadie puede saber realmente qué pasó”. El cine de género, mundo moral autónomo, opta por alegorizar la confusa política exterior a su universo. Entre leyenda y realidad, imprime la realidad. El arte imita a la naturaleza. Hollywood reniega de Hollywood. Muere el cine clásico.


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