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publicado el 7 de julio de 2012

Las hijas de Drácula

Si un buen filme de horror vampírico precisa de una atmósfera que trasmita total sugestión al espectador, La hijas de Drácula (Vampyres, 1974) de José Ramón Larraz debe catalogarse como todo un paradigma de optimización de recursos, una cinta de humilde presupuesto que brilla allí donde otras películas de su naturaleza decepcionan. La receta de Larraz no puede ser más sugerente: un par de vampiras sáficas aparecen como siniestras lloronas a pie de carretera para atraer hombres a su mansión y someterles a una orgía de sexo y sangre que generalmente culmina en muerte.

Lluís Rueda | El argumento está claramente inspirado en el relato "Carmilla" de Sheridan Le Fanú como, por otra parte, otras tantas películas de vampirismo lésbico que aparecieron en la Gran Bretaña a mediados de la década de 1970. Esta fiebre por ver en la pantalla seductoras upiras influyó para que este filme se concretara como lo que es: un producto de su tiempo que, sin embargo, ha perdurado en la memoria del fan del cine de terror por sus características formales y una suerte de magia intermitente que se se parapeta en la sobria y admirable realización. Larraz, director autodidacta con una enorme sensibilidad para la puesta en escena, es un artista de la sencillez; los parámetros de sus secuencias son siempre correctos y nunca un plano de más le desvía de su búsqueda irracional de la belleza. Desde luego, la "belleza" es un término de riesgo a la hora de valorar una película de discurso atroz, pero según Larraz lo bello es patrimonio de lo misterioso.

Con Las hijas de Drácula, la última película de su periplo como realizador en Gran Bretaña, Larraz deconstruye un material que tiene el referente inmediato en Vampire Lovers, un excelente filme de Roy Ward Baker para Hammer Films, amplificando la carga erótica, pero también siendo fiel a cierto clasicismo de manual. El filme luce con una interesante pátina de extrañeza, de frialdad sostenida y elegancia siniestra. Lejos de la experimentación y el riesgo de otro título de culto como Las vampiras (1970) de Jesús Franco, Las hijas de Drácula es un producto leal a su condición comercial y a su inspiración gótica, un sello que apenas se ve contaminado por ciertos apuntes al giallo rural, especialmente en aquellas secuencias que se dan en el exterior de la mansión. La fascinación de la sangre y su carga sexual son el epicentro de Las hijas de Drácula y sus sofisticadas vampiras protagonizadas por Marianne Morris y Anulka, la quintaesencia de la "belleza" convertida en maldad.

Título: Las hijas de Drácula Título original: Vampyres. País: Reino Unido. Duración: 103 min. Director: Jpsé Ramón Larraz. Guión: D. Daubeny. Fotografía: Harry Waxman. Música: James Clarke. Reparto: Marianne Morris, Anulka, Murray Brown, Brian Deacon.


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