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publicado el 21 de diciembre de 2012

El cadáver exquisito

Marta Torres | Oriol Paulo firmó hace unos años el guion de Los ojos de Julia, una película que ya indagaba en los recursos narrativos del giallo pero que adolecía de pulso y convicción en la dirección. El cuerpo, a pesar de compartir con ella el mismo regusto por el suspense italiano y tener a la misma actriz protagonista, Belen Rueda, podría considerarse su antítesis. Oriol Paulo es el guionista y el director de un filme que se recrea con gusto en su naturaleza de película de suspense improbable, formalista y adoradora de los mecanismos y la estética del giallo y lo hace con convicción, alegría y riesgo.

El protagonista de la acción y su Mcguffin es el cadáver de una mujer rica y poderosa, Belén Rueda, desaparecido en extrañas circunstancias de la morgue al poco de fallecer. En torno a este cadáver, Oriol Paulo va tejiendo una telaraña de sospechas, especulaciones y mentiras que enfrenta a un comisario de turbio pasado (un José Coronado casi irreconocible, creíble e inmenso) con su marido apocado e infiel (encarnado por un Hugo Silva que parece sospechoso desde el primer fotograma). Ambos pasaran una noche en la morgue mientras toma forma un rompecabezas a golpe de flashbaks y giros de guion cada vez más arriesgados ¿han robado su cadáver para evitar la autopsia? ¿La han asesinado? ¿O es todo un plan rocambolesco de la esposa para vengarse del marido?

Belen Rueda, en su papel de mujer fatal madura, celosa y manipuladora, disfruta más que interpreta a un personaje que parece inspirado en Bete Davis o Barbara Stanwyck y se aleja con ganas del prototipo de víctima que ha lucido en sus últimas películas (El Orfanato, Los ojos de Julia). Lo mismo hace El cuerpo, que tan pronto se recrea en los vericuetos de tramas improbables como da datos falseados al espectador con un ánimo bien claro de jugar con sus expectativas y engañarle al tiempo que va haciendo guiños al cinéfilo avisado: los trajes de motorista de cuero, las canciones recurrentes, los códigos, los pasados turbios... sin caer por ello en la copia insulsa y vacía de un género, el giallo, esteticista y sofisticado. Hasta ahora, la película más arriesgada y personal de Rodar y Rodar (la misma que firmó El Orfanato y Los ojos de Júlia) y a pesar de su ineludible carácter comercial, la productora obliga, y su cansina fotografía en tonos azules y apagados, la marca de la casa, El cuerpo es un cadáver exquisito con el que bailar una hora y media, déjense llevar.


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