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publicado el 13 de junio de 2013

Crónica Nocturna. Jornada 5: Carne, sangre, maldiciones y fin del mundo

No hay quinta mala, reza una frase taurina que el festival Nocturna se encargó de contradecir. Después de una cuarta jornada notable, el penúltimo día del festival se saldó con un suspenso.

Julio Vallejo Herán | La ‘joya’ de la jornada fue Wither, una particular revisión del universo Evil Dead por parte de los suecos Sonny Laguna y Tommy Wiklund. La pareja de realizadores se limita a introducir elementos de la tradición de su país en una trama que parece copiada del mítico filme de Sam Raimi.

Como en el clásico de los ochenta, una pandilla de amigos en la veintena acude a una cabaña que ha permanecido abandonada durante un tiempo. Una de las integrantes del grupo osa adentrarse en el sótano, donde encontrará un ser diabólico. A partir de ese momento, se extenderá una terrible maldición sobre sus colegas.

Falta de originalidad, sin humor y con unas horrorosas interpretaciones, Wither es el fracaso de la creatividad. El remake de Posesión infernal derrocha mucho más talento que este verdadero bodrio. No entendemos que pudo ver el jurado en este vulgar plagio para darle los premios a la Mejor Película, Director y Efectos Especiales.

Dentro de una jornada donde reinó la falta de ideas se pudo ver Tulpa, un particular homenaje al giallo. El director Federico Zampaglione se limita a reunir los tópicos del subgénero para ofrecer una copia actualizada sin verdadera alma u originalidad. No obstante, a pesar de contener las habituales secuencias de sexo y sangre, todo sabe a descafeinado. El realizador no consigue crear el clima malsano y la inquietud necesaria para que nos apasionemos con esta historia de un psicópata que mata a los miembros de un selecto club de intercambios sexuales. La guinda de este horrible pastel lo pone Claudia Gerini, tan bella como mujer como mala actriz.

Siguiendo con el repaso a la Sección Oficial Fantástico, también se proyectó Forgotten, un trabajo firmado por la alemana Alex Schmidt. La cinta sigue los pasos de dos amigas de la infancia que se reencuentran en la etapa adulta. Ambas deciden marcharse al lugar donde pasaban sus vacaciones en la niñez. Allí revivirán un oscuro suceso que ocurrió décadas atrás.

Con escasa energía, la directora nos ofrece una mezcla de (falsa) película de fantasmas y thriller que provoca la misma pasión que un mal telefilme de sobremesa. La concesión al largometraje del premio a la Mejor Fotografía no provocó protestas, aunque tampoco entusiasmos.

Dentro de la sección Premiere se presentó Al final todos mueren, cinta apocalíptica compuesta de episodios dirigidos por Javier Botet, Javier Fesser, David Galán Galindo, Roberto Pérez Toledo y Pablo Vara. La cinta se puede calificar de fallida. Solo Fesser triunfa plenamente con la historia de dos astronautas que observan la Tierra desde el espacio pocos minutos antes de ser destruida. Lástima que el humor absurdo de esta pequeña joyita no tenga su continuación en el resto de fragmentos del largometraje.
Botet patina al plasmar de la manera más confusa la relación entre un psicópata y una de sus víctimas, mientras que Pérez de Toledo resulta un tanto redicho con una pieza donde muestra una particular plaga de gente que declara su amor pocos días antes que el mundo desaparezca. Por su parte, Pablo Vara naufraga al enseñarnos sin ningún tipo de convicción cómo la convivencia de unos amigos resulta alterada cuando una joven accede a la casa de uno de ellos. Algo más entonada resulta la aportación de David Galán, encargado de contarnos el particular encuentro entre un friki y una embarazada que va a dar a luz pocos momentos antes del fin del mundo. El comienzo de su capítulo resulta muy divertido, pero pronto la historia toma un tono ñoño que acaba empalagando.


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