El libro de los muertos

Lluís Rueda | En el año 730, en un lugar recóndito de Damasco, Abdul Al-Hazred escribió el Necronomicon, un libro que concentra el influjo maligno de deidades como Yog-Sothth o Cthulhu. H. P. Lovecraft es el ideólogo de esta falsa leyenda y en el territorio de la ficción el famoso libro ha sido protagonista de diversas adaptaciones cinematográficas como Succubus (Necronomicon) (1967) de Jesús Franco o Posesión Infernal (The Evil Dead, 1981) de Sam Raimi. El libro de los muertos es una sugestiva propuesta producida por Brian Yuza (Beyond Re-Animator) dividida en tres episodios. La propuesta fluctúa entre el horror cosmogónico de pespuntes goticistas como muestra la excelente primera historia dirigida por Christophe Gans (El pacto de los lobos), el horror lovecraftiano con aromas al relato 'El caso de Charles Dexter Ward' representado en el segundo episodio dirigido por Shusuke Kaneko (Death Note: La película) o el festín gore y la letanía dantesca ejemplificada en Whispers, el último episodio del filme dirigido por B. Yuzna.

Estamos ante una cinta que propone un acercamiento arrebatado y visceral a la literatura lovecraftiana, todo un muestrario de criaturas del inframundo, personajes alienados y pulsiones demoníacas. El espíritu weird prevalece siempre en esta cinta que se propone mostrar el universo del escritor de Providence reforzando la idea de espectáculo puramente terrorífico. Magníficos efectos especiales, contundentes, de añeja estética artesanal, una sólida fotografía de alucinado cromatismo hammeriano, un trabajo de guión sin derivas excesivamente literarias que va directo al grano son algunas de las señas de identidad de este filme episódico que muestra la cara menos evocadora del univeso Lovecraft. Reparen con especial interés en el excepcional primer episodio perpetrado por Christophe Gans.