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publicado el 2 de diciembre de 2016

Tachones, notas y páginas sesgadas

Lluis Rueda | Michael Grandage, un reputado director de teatro británico, se pone tras las cámaras para perfilarnos con pulso este biopic entorno a la figura del escritor Thomas Wolfe. Estamos ante una cinta esforzada que retrata con cierta inspiración las turbulentas relaciones entre un editor de prestigio, Max Perkins (Colin Firth) y el escritor neoyorquino, Wolfe, interpretado por un Jude Law demasiado sobreactuado y empleado a fondo en construir un personaje mucho más irritante de lo que debió ser este enfant terrible de las letras norteamericanas. El filme transita entre lo formulario y lo correcto sin mostrar en algún momento algo más allá de un melodrama enlatado, sin luz propia, demasiado teatral y poco sofisticado en los aspectos puramente narrativos al margen del guion. Con todo, la película seduce y convence por su interesante contenido, por su planteamiento concienzudo de las entretelas de la relación editor-escritor. A través del, quizá demasiado contenido y frio, personaje de Max Perkins (un contrapunto demasiado aséptico del histriónico Thomas Wolfe), asistimos a toda una lección de cómo se elabora un libro superventas; editor y escritor encerrados durante meses puliendo un texto, recortando páginas, eliminando adjetivos, peleando por cada frase y construyendo un lazo emocional singular, aquel que convierte al editor en un padre, en un referente espiritual para el creador pagado de si mismo, narcisista y errático. Genius, que así debió, por otro lado, llamarse el filme respetando su brillante título original, es una cinta que aborda las características singulares de un artista y su mundo quebradizo a la manera de otros biopics como Henry & June (El diario íntimo de Anaïs Nin) de Philip Kaufman (1990) o Capote (Bennett Miller (2005) pero incidiendo en la corrección política, cierto mojigatismo a la hora de retratar los excesos vitales del autor y una obsesión por hacer protagonista a la prosa, algo que como recurso al principio del filme resulta interesante, pero su abuso constante acaba por crear una capa de niebla poética que enerva un tanto; quizá pudieron darse otros plumazos de ingenio a nivel de guión, menos conservadores y sobretodo, más originales. Con todo El editor de libros reivindica con ejemplaridad la figura del editor intervencionista, de hecho la glorifica, y pone en su lugar al escritor-querubín obsesionado con pasar a la historia. Cade decir que en un papel secundario, las damas de la función Nicole Kidman (Aline Bernstein) y Laura Linney en el papel de esposa de Perkins están realmente bien. Otro cantar son los personales secundarios Guy Pearce (F. Scott Fitzgerald), Dominic West (Ernest Hemingway) que no pueden ser más estereotipados y tópicos. Por lo demás, el filme se disfruta por instantes con sumo interés y eso, hablando de la literatura en el cine, es buena cosa. Quizás debamos retener una idea, el guión de John Logan está basado en una novela de A. Scott Ber y eso implica que el biopic se basa en unos personajes previamente perfilados en la ficción, quizá si el acercamiento a Perkins y Wolfe hubiese sido desde la perspectiva de un guión original la película resultaría más atrevida en su enfoque. Quizá...

    Película: El editor de libros. Título original: Genius. Dirección: Michael Grandage. País: USA. Año: 2016. Interpretación: Colin Firth (Max Perkins), Jude Law(Thomas Wolfe), Nicole Kidman (Aline Bernstein), Guy Pearce (F. Scott Fitzgerald), Dominic West (Ernest Hemingway), Laura Linney. Guion: John Logan; basado en el libro de A. Scott Berg. Producción: James Bierman, Michael Grandage y John Logan. Estreno en España: 9 Diciembre 2016.


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