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libros

publicado el 22 de abril de 2007

Lluís Rueda | TRAS SORPRENDERNOS CON HISTORIAS DE FANTASMAS Y MONSTRUOS, un meritorio conjunto de relatos infantiles, la escritora Pepa Mayo aborda un cambio de registro y se adentra en el siempre complejo género de la ciencia ficción. En Prometeo 3000, la autora, se consolida como una voz que ansía la proximidad con el lector y busca cierta linealidad exenta de ditirámbicas estructuras narrativas. Tal y como demostrara en su anterior trabajo, esa vía creativa, de saludable enfatismo, refuerza la visceralidad y la sinceridad del trabajo. Prometeo 3000 indaga en el universo futuro focalizado en la Unión de las Ciudades, una abyecta civilización que porfía maná en forma de lotería biológica con objeto de maquillar la frustración de los humanos ante una obligada esterilización. La pareja protagonista del relato, Sara y Adam, decide contratar los servicios de Prometeo, paraempresa de tintes philipkadianos a resultas de la cual la aparente felicidad que vendía como producto, es decir la posibilidad de engendrar un hijo, cae en saco roto por motivos que no desvelaremos.

En su planteamiento, Mayo, construye el reverso de su antes citada Historias de fantasmas y monstruosas, especulando ante la posibilidad de un futuro sin niños en el que sus monstruos grotescos dejan de ser amables, románticos y, en cierto modo, entrañables para devenir seres humanos engreídos y lastrados por un cobarde instinto de supervivencia. El relato nos regala un extraordinario trabajo de ambientación en el que la fecunda imaginación de la autora, amparada en un gusto por el detalle exquisito, construye una sucesión de “fantápolis” de nombres tan elocuentes como Ciudad Crepúsculo o Ciudad Catedral de inquietantes proporciones fantásticas. No se hace difícil al degustar Prometeo 3000 pensar en filmes como THX 1138, Los hijos de los hombres o La Isla, la premisa es idéntica, y por universal no menos oportuna; la idea de una civilización más o menos futura
que globaliza y amplifica las amenazas que ya intuimos desde un presente o, cuando no, un pasado inmediato.

Excelente retorno de Pepa Mayo que para la ocasión viste de largo su universo particular: los niños, como puerta dimensional hacia un mundo onírico vasto y maravilloso, o en este caso la ausencia de maternidad, es decir, la posibilidad de que los hombres olviden que un día transitaron por un reino de Oz en el que la codicia era una palabra prohibida


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