publicado el 31 de julio de 2007
'Pienso que los hombres de cine tienen que estar siempre unidos, como fuente de inspiración, a su tiempo. No tanto para expresarlo por sus sucesos más crudos y trágicos, sino para recoger las resonancias que suenan dentro de él'
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Antonioni con Monica Vitti |
Con la muerte de Michelangelo Antonioni, a la que debe añadirse el fallecimiento de otro gran autor, Ingmar Bergman, se cierra un ciclo histórico en el cine europeo y nos deja uno de los autores que más han sabido acercarse a las preocupaciones del hombre moderno. Educado cinematográficamente en tiempos del pleno apogeo del Neorrealismo con directores como Vittorio de Sica, Roberto Rossellini y Luchino Visconti, Michelangelo Antonioni representó ya en su primer largometraje (Crónica de un amor, 1950) una ruptura radical con este tipo de cine a base de llevar los presupuestos de esta movimiento hasta las últimas consecuencias. Explota los llamados tiempos muertos (descubiertos por el Neorrealismo), la incomunicación y la pérdida en un mundo burgués y vacío poblado por personajes ausentes. Será precisamente la incomunicación la protagonista de su celebrada "trilogía" formada por La aventura (1959), La noche (1961), muy bergmaniana, por cierto, y El eclipse (1962). A la trilogía debemos también el descubrimiento de una importante actriz italiana, Monica Vitti, compañera y actriz fetiche durante años y protagonista de todas ellas. Poco después, filmó El desierto rojo (1964), su primera película en color, y Blow-up (1966), que representó su consagración internacional.
Blow-up, premiada en el Festival de Cannes en 1967, fue la primera película que el realizador rodó fuera de Italia, concretamente en Londres. Basada en el cuento “Las babas del diablo” de Julio Cortázar, el filme es un thriller estilizado que tiene como protagonista a un fotógrafo, testigo de un crimen sin saberlo. Blow up, una suerte de La ventana indiscreta en clave existencialista, se convirtió rápidamente en emblema de la nueva modernidad cinematográfica y referencia de culto para muchos. Antonioni fue nominado al Oscar por esta película, si bien no lo recibió hasta 1995, cuando obtuvo el premio a toda su carrera.
De 1995 también es Al di la delle nuvole (Más allá de las nubes), el último largometraje del director italiano, ya enfermo. El filme surgió como una colaboración entre Antonioni y el realizador alemán Wim Wenders, que quiso rendirle homenaje filmando el prólogo y el epílogo de cuatro relatos escogidos por Antonioni de su libro "Quel bowling sul Tevere", publicado en 1983.