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publicado el 26 de octubre de 2010

Crónica Sitges 2010. The winner is 'A Laponian Film'

El Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya. Sitges 2010 ha cerrado una edición ecléctica, con cinematografías inéditas hasta ahora en el panorama del terror (Uruguay, México…) y grandes ausencias que han salvado hasta cierto punto las siempre apetecibles películas asiáticas (con Corea, Japón y Tailandia a la cabeza) y algunas sorpresas agradables como Rubber, The Last Exorcism o la ganadora Rare Exports: A Cristmas Tale, un filme original, mezcla de comedia negra y fantástico, que sin embargo provoca una extraña sensación vista en la cima del palmarés de este año.

Luis Rueda / Marta Torres | De esta edición hay que destacar la estupenda permeabilidad del público del festival, que ha llenado a rebosar casi todas las sesiones, por muy desconocidas que fueran las propuestas, y la ya mencionada capacidad de Sitges por abrirse a nuevas cinematografías con la proyección de la mexicana Somos lo que hay y la película uruguaya La casa muda. En todo caso, y como suele ocurrir cada año, el nivel más alto lo siguen poniendo los filmes provenientes de Corea, Japón o Tailandia con directores como Kin Jee-Won, Jang Cheol-soo, Takashi Miike o Apichatpong Weerasethakul. Mientras, sorprendieron filmes como The last exorcism (2010) de Daniel Stamm, Rubber (2010) de Queentin Dupiex, la polémica ganadora del festival Rare Exports: A Christmas Tale (2010) de Halmari Helander o el inteligente regreso de John Carpenter con The Ward (2010), por citar algunas cintas significativas que captaron la complicidad de espectadores y la crítica.

Por su parte, defraudaron propuestas anunciadas a bombo y platillo como A Serbian film (2010) de Srdan Spasojevic o la poco convincente película urugüaya La casa muda (2010) de Gustavo Hernández. De este año también han destacado la abundancia de documentales, como el muy celebrado American Grindhouse, Los perversos rostros de Víctor Israel, sobre el mítico actor español fallecido el año pasado o el homenaje dedicado a Paul Naschy, El hombre que vio llorar a Frankenstein.

Estos son algunos nombres propios, que más tarde ampliaremos, de un festival que ha mostrado un nivel aceptable pero inferior al de ediciones anteriores, acaso por una indefinición contaminada de ambición y por una dosis excesiva de mala suerte, todo hay que decirlo. Mientras que la apuesta del festival, los 30 años de El resplandor (1980) de Stanley Kubrick, ha funcionado a las mil maravillas con la proyección de la versión estadounidense de la película (media hora más de metraje) y la asistencia de su productor Jan Harlan, los anunciados homenajes a Regreso al futuro (1985) de Robert Zemmekis se han caído de la cartelera por problemas con la distribuidora dejando a cambio secciones de temática sci-fi, (El tiempo en el cine) con buenas propuestas pero algo huérfanas de sentido. Es el caso de la proyección de la versión del director de Donnie Darko o la entrega del premio de La Máquina del Temps a su director Richard Kelly, merecidísima, por otra parte.

Esta misma indefinición, o mala suerte, ha afectado a Piraña 3D, que debía estrenarse en Sitges pero no lo hizo también por problemas con la distribuidora. El festival, sin embargo, había conseguido traer a los productores de la película original, Roger y Julie Corman, y a su realizador, Joe Dante: ¡imaginaos una mesa redonda entre Dante y Aja, los directores de la original y su remake! No sabemos si era la intención del festival pero habría sido una imagen para el recuerdo.

A pesar de la (casi) imposible proyección de La red social (2010) de David Fincher, no han faltado en la parrilla del festival películas sobre mundos virtuales y redes sociales, como Catfish, de Ariel Schulman y Henry Joost; Chatroom, de Hideo Nakata (muy mala) y el documental Life 2.0, de Jason Spingarn-Koff.

En general, se ha echado en falta algún Gran Reserva más para redondear el panorama hacia la excelencia y se ha abusado, como cada año, de filmes demasiado alejados del fantástico (The Housemaid es una buena película pero no debería concursar en sección oficial) o que lo emplean como excusa para vender productos muy diferentes (Monsters) pero cabe apuntar que aquel que ha sabido moverse con intuición por el festival no ha salido defraudado.


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