boto

noticias

publicado el 8 de enero de 2013

Charly Bravo, Mabel Escaño, Lone Fleming, Antonio Mayans, Aldo Sambrell, Ricardo Palacios... si tienen menos de cincuenta años no les sonarán sus nombres. Son los secundarios de un género secundario en un país cuya filmografía se ha considerado durante mucho tiempo de segunda fila y, además, son mayores, están olvidados, casi.

Existe en este país una corriente subterránea de pequeños fanzines, webs y sellos editoriales que han mantenido vivo el recuerdo de la Serie B y el cine de género español. Articulados entorno a unas pocas revistas, foros y algunos festivales, este submundo proyecta aún películas de Amando de Ossorio o Jesús Franco. Además de admiradores, en su mayoría jóvenes amantes del terror y la serie B, este mundo tiene también sus escritores de referencia y sus críticos cinematográficos, más centrados en la pervivencia del pasado que en el día a día de la actualidad que marca Hollywood o los grandes festivales de clase A, como Berlín o Cannes.

Es el caso de José Manuel Serrano Cueto, un gaditano de apenas 36 años, devoto del cine y autor de una quincena de libros y ensayos, además de amante del teatro. Serrano Cueto se puso un día a escarbar en las vidas y obras de estos actores, tan ligadas al cine de coproducciones de los años sesenta y setenta, con sus zombies, sus westerns y sus asesinatos sangrientos, y sacó petróleo. Sus actores y actrices olvidados le llevaron a dirigir su primera película, Contra el tiempo (Utopia Films), y ahora la Academia la ha escogido como candidata a los premios Goya en la categoría de mejor película documental. La nostalgia de la serie B pisará de nuevo (o por primera vez) una alfombra académica y todo gracias a un joven escritor (y director) que no se conformó con dejar los recuerdos en el armario.

La película, que empezó a gestarse hace tres años, en 2010, cuenta el encuentro de un joven actor, Antonio Mora (La caja 507, Celda 211, También la lluvia, Silencio en la nieve...), con veteranos actores de reparto, gentes desconocidas por el gran público pero que aún conservan algo de su fulgor entre algunos cinéfagos. Son Lone Fleming, una de las musas de Amando de Ossorio, Mabel Escaño y Antonio Mayans, que trabajaron con Jesús Franco, Charly Bravo, especialista en westerns, Ricardo Palacios, un todoterreno que dirigió la divertida ¡Biba la banda!, Fernando García Rimada, que debutó con 1492: La conquista del paraíso, y Aldo Sambrell, uno de los actores más recurrentes del western europeo.


archivo