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publicado el 3 de mayo de 2013

Perversiones adolescentes

La aventura americana de Park Chan-wook había generado mucha expectación. Por una parte, no estaba clara la alquimia que podría producirse entre el cine operístico del director de Old Boy y el star system y las fórmulas más encorsetadas del cine hecho en Estados Unidos – no nos engañemos, por mucho que se estrenara en Sundance, Nicole Kidman es una de sus protagonistas y la producen los hermanos Ridley y Toni Scott. Por otro lado, otros realizadores asiáticos han probado los sinsabores de Hollywood con resultados irregulares y, a menudo, han sacrificado parte de su personalidad a cambio del éxito comercial. Es el caso, por ejemplo, de Kim Jee-woon en El último desafío, un filme más que correcto puesto al servicio de Arnold Schwarzenegger pero sin la frescura y la gracia de sus filmes anteriores. Por suerte para todos, Stoker está muy lejos de ser una obra vendida y sin personalidad. De hecho, es muy posible que Park Chan-wook haya hecho una de las películas más sugerentes de la cinematografía estadounidense de los últimos años.

Marta Torres | El argumento está basado en un guion de un escritor nobel, Wentworth Miller, actor británico más conocido por su participación en la serie Prison Break y que se inspiró vagamente en La sombra de una duda, de Alfred Hitchcock, del que toma el punto de partida inicial y el nombre del protagonista. Sin embargo, sospecho que el tono se lo debemos a la reescritura que realizó Erin Cressida Wilson, guionista de obras donde las perversiones sexuales y el deseo femenino juegan un papel central, como Secretary, Chloe o Retrato de una obsesión. Al igual que en la mayor parte de los filmes de Hitchcock, el argumento es muy simple, aunque rico en derivaciones psicológicas y lecturas sexuales. El misterioso Tío Charlie aparece de pronto en el hogar de dos mujeres solas, la esposa (Nicole Kidman) y la hija adolescente (Mia Wasikowska) de su hermano muerto recientemente y se desatan las tensiones provocadas por el deseo y la maldad inscrita en el núcleo familiar.

Park Chan-wook se acerca a este material de forma más sutil que en sus películas anteriores. Aunque eso no significa en absoluto que abandone su obsesión por la puesta en escena y el despliegue formal. Stoker está planteada como un sofisticado mecanismo hipnótico en el que ningún elemento se deja al azar. La película adopta formas oníricas gracias en parte al uso del color y a un montaje subjetivo que altera el tiempo y el espacio y que se toma la libertad de reescribir a Alfred Hitchcock en su propio terreno: el thriller. Como en La sombra de una duda, las escaleras se asocian al malvado y atrayente tío Charlie, que se aloja en el ático, pero es que además, Park Chan-wook las emplea para definir las situaciones de poder y sumisión entre los tres habitantes de la casa. Con Psicosis la relación es aún más estrecha aunque también está sujeta a una personal reescritura que dota a escenas conocidas por todos de nuevos significados. La bombilla bamboleante del filme de Hitchcock se reconvierte en la expresión de la angustia adolescente y la famosa escena de la ducha es el punto de partida para construir una de las secuencias más morbosas de la película. Stoker incluso invoca la sensualidad congelada del famoso director británico, aunque el director coreano la redefine desde parámetros actuales, empleando el montaje y los movimientos de cámara para entrar directamente en el interior de los personajes hasta el punto que parece que estemos viendo lo que sucede a través de los desvaríos de una mente desequilibrada.

Lo más interesante de Stoker es su delicada poesía visual, una virguería ‘artie’ que algunos han tildado de afectada pero que en mi opinión casa a la perfección con un guion sobre perversiones adolescentes acerca del sexo y la violencia. Las pulsiones escondidas de una joven (magnética Mia Wasikowska) funcionan mejor desde la malsana insinuación del horror postgótico que desde la pirotecnia hemoglobínica de Old Boy o Thirst. Al fin y al cabo, estamos hablando de una morbosa seducción y en materia sexual es mejor dejar entrever que mostrar, aunque en este caso el detonante de la seducción sea el horror. Tampoco hay que olvidar que el título de la película tiene claras connotaciones vampíricas y que estamos hablando de depredación. Así que dejen aflorar su lado más oscuro y disfruten de la película.


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