publicado el 1 de noviembre de 2013
Lluís Rueda | Mesa redonda sobre la censura. Festival de Molins de Rei
El pasado martes 29 de octubre se dio una interesante jornada inagural de el Festival de Cine de Terror de Molins de Rei que este año centra su leiv motiv en siempre polémico tema de la censura en el cine. Para debatir sobre el asunto, el festival organizó una interesante mesa redonda moderada por Albert Galera, director artístico del festival, y que contó con la presencia de Julian Richards (distribuidor en Jinga Films y responsable de la comercialización de la polémica A Serbian Film), Fausto Fernández (crítico de la revista Fotogramas) y Xavier García Puerta (director del festival REC de Tarragona). En la mesa se habló de censura, pero también de autocensura, política y violencia.
Fue precisamente A Serbian Film, cinta que generó el debate de la censura tras su polémico paso por el Festival de Sitges 2010, la que abrió el debate. Julian Richards reconce que el filme le impactó sobremanera y que tenía sus dudas sobre la posibilidad de distribuirlo. Sabía que no estaba ante un filme de terror, y si ante una potente metáfora que denunciaba los excesos de la guerra de los Balcanes. Sobre la denuncia que sufrió el director del Festival de Sitges Àngel Sala tras la proyección de la misma, Richards, mantiene que el tema de la pornografía infantil no existe en el filme y aclara que la idea preconcebida de que el filme pertenecía al género 'torture porn' fue uno de los elementos claves para avivar la polémica y alimentar la imaginación enfermiza de ciertos sectores conservadores. “Tan solo se trata de una metáfora a través de la violencia” sostiene Richards. También apunta que la censura contra la expresión artística va contra la libertad.
Fausto Fernández dice que sexo y censura siempre han ido de la mano y que esa combinación continúa siendo tabú. Respecto a A Serbian Film, el crítico señala que se trata de una cinta que molesta a la gente que se siente identificada de un modo malsano y no puede ser un espectador que conoce las herramientas de la ficción. Se trata de una crítica al capitalismo, sostiene, y a la Europa actual. Molesta al burgués acomodado pero en el fondo no es más que pirotecnia. Odian las ideas y el enfoque fantástico por su potencia, no la violencia. Fausto Fernández considera que el fantástico siempre ha atacado la guerra, la crisis y la represión con sus propias herramientas y de pasada cita a el Reino Unido y a España como ejemplo de países históricamente puritanistas e intolerantes. Finalmente apunta que el terror es una herramienta metafórica.
Xavier García nos habla de la política de la censura, y recuerda que A Serbian Film se pasó en Texas (un territorio aparentemente conservador) sin problemas mientras que aquí generó un linchamiento público a Àngel Sala. Cree que la censura está en los ojos del que mira y nos recuerda el caso del también filme serbio Clive, un filme muy deudor de la obra de Larry Cohen con sexo explícito entre jovencitos que tuvo una aceptación de producto 'artie' que le vino muy bien, se distribuyó sin problemas menos en Rusia donde no se toleran películas con sexo entre menores. En el Festival de San Petersburgo decidieron no proyectarla cayendo en la autocensura. Otro tema capital del debate.
Julian Richards apunta que hoy día todo se puede ver online y que la censura es ridícula y Fausto Fernández rebate que en la era digital hay más libertad, pero siempre existe alguien dispuesto a a perseguir aquello que considera 'indigno o diabólico' se trate de la plataforma que se trate. El crítico aporta otra idea: la de que la peor censura es la del propio creador para no molestar al distribuidor, anima a los directores a ser valientes y a luchar por sus ideas más allá de la fácil salida del found fotage o las películas de puro entretenimiento (que también cree necesarias). “No hay libertad dentro del buen cine fantástico y de terror. Lo peor es la postura de temor del artista”.
Xavi García advierte que la censura también es un arma que puede jugar a favor de un producto. La polémica A Serbian Film proyectó en el panorama internacional el film y a su director de una manera que no habrían podido imaginar cuando salió de la sala de montaje.
Finalmente Julian Richards advierte que en el cine de terror hay una crisis relacionada con la economía y otras circunstancias intangibles y piensa que es la televisión lo que da dinero, el drama, considera, es que en la televisión hay tolerancia cero hacia el gore o la violencia.
En resumen, el origen de la censura se da en una suerte de mirada reprobatiba en que el terror como herramienta para la denuncia social resulta indigesto, lo peor que le puede suceder a un creador a un distribuidor o a un festival es caer en la autocensura y la suerte o salvación de un filme puede depender de su clasificación genérica: lo artie y experimental siempre molesta menos que lo explícito sin una coartada estética y ética bien subrayada.