publicado el 28 de mayo de 2014
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Beneath |
La segunda jornada de Nocturna tuvo una evidente ganadora: la norteamericana Beneath, a competición en la Sección Oficial. Ben Ketai, director de 30 días de oscuridad 2: Tinieblas, nos sumerge en el drama de un grupo de mineros y una joven que quedan atrapados en su lugar de trabajo. Uno de ellos tiene previsto retirarse después de aquella última jornada laboral, mientras que su hija, una mujer que nunca había valorado suficientemente el empleo de su progenitor, desciende a las profundidades para saber qué es lo que ha sentido su padre durante décadas. La falta de oxígeno y la angustia de una muerte cercana enloquecerán a todo el grupo.
Julio Vallejo Herán | Ketai logra crear el clima claustrofóbico perfecto para que el espectador sienta el mismo agobio que los desafortunados protagonistas. Una buena dirección de actores, donde destaca un aviejado Jeff Fahey, ayuda a que Beneath acabe triunfando con una historia sencilla y de ritmo sostenido. Para la gran mayoría de la crítica, la película se ha convertido en el mejor filme visto durante estos dos primeros días de certamen.
Mucho menos interesante resultó Second Coming 3 D, producción china que compite en la Sección Oficial. El director Herman Yau ofrece un melodrama familiar con elementos fantásticos que genera más risas que sustos. El filme nos cuenta la historia de un clan que tendrá que ajustar cuentas con un oscuro pasado. La película utiliza de manera bastante marrullera las apariciones fantasmales y acude a numerosos giros para sorprender a un espectador que adivina pronto alguno de sus supuestos misterios. Al desbarajuste general, hay que sumar un montaje imposible que genera más confusión si cabe a este culebrón con mensaje antiabortista. Las tres dimensiones, como suele ocurrir demasiado habitualmente, aportan poco o nada a un largometraje absurdo y verdaderamente ridículo.
Tampoco despertó demasiadas pasiones VIY, producción fantástica que ha logrado una recaudación de 17 millones de dólares durante su exhibición en Rusia. El filme, que se presentaba dentro de la sección Panorama, está basado en un cuento homónimo de Nicolai Gogol que con anterioridad ya fue llevado a la gran pantalla. Entre todas las adaptaciones destacan las realizadas por Mario Bava, que utilizó el relato como base de su cinta La máscara del demonio, y otra dirigida por los rusos Gueorgui Kropachyov y Konstantín Yershov en 1967. El desconocido Oleg Stepchenko es el responsable de una nueva versión que solamente se puede calificar como un verdadero desastre. El cineasta y sus guionistas son incapaces de aunar de manera más o menos coherente las aventuras de un cartógrafo británico que visita tierras rusas con la maldición que recae sobre un pueblo aislado que acabará visitando. Brujas, un religioso que parece un remedo de Rasputín y monstruos que no son lo que parecen se dan cita en una trama confusa aliñada con numerosos efectos digitales, un montaje imposible y un humor un tanto excéntrico que parece un mal cóctel de Terry Gilliam, Sam Raimi y Tim Burton. En resumen, un verdadero fiasco que se sitúa ya entre lo peor visto en Nocturna. No sabemos quién ha engañado a los británicos Charles Dance y Jason Flemyng para que participen en este desaguisado.