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publicado el 17 de junio de 2006

EL GENÉRICO ‘FANTÁSTICO’ unido al término ‘aventura’ puede resultar para muchos
una clasificación execesivamente reduccionista, para otros una acertada puntualización que resitúa un subgénero por encima de debates estériles. Sea ‘aventura’ o ‘fantástico’ el máximo común denominador, la argumentación que nos lleva a ambas ópticas es, en todo caso, vasta, tan sujeta al matiz como a una tendencia más globalizante. Dejando a un lado este punto, foco de cismas analíticos, que ni una conferencia episcopal de la crítica desmadejaría, hay que resaltar el estupendo ensayo que Carlos Aguilar dedica al cine de aventuras más o menos exótico, más o menos fantástico. A reglón seguido, según mi opinión, cine fantástico con mayúsculas.

Carlos Aguilar, historiador cinematográfico de gran olfato y contrastado talento, amén de prolijo novelista, muestra en este recorrido cinéfilo y sentimental un sentido del eclecticismo admirable y generoso. Esta edición, en tapa dura y esquisitamente ilustrada, supone una revisión, corrección y ampliación de El cine fantástico de aventuras, libro editado en el 2004 con motivo de la Semana Internacional de Cine Fantástico de Málaga. Tras un emotivo prólogo de John Philip Law protagonista entre otros filmes aventurescos de El viaje fantástico de Simbad, el autor nos propone un recorrido riguroso y bien escanciado por topografías improbables, mundos perdidos y galerías, muy familiares, habitadas por seres fantásticos, princesas guerreras, iconos del Peplum, caballeros, brujos y un largo etc…

Esta nueva edición amplía su homogénea visión con un prefacio que hace especial hincapié en la disociación entre aventura realista y fantástica, estupendamente ilustrada con las portadas coloristas del ilustrador de pulps Rodney Mattthews. El catálogo fantastique que conforma esta auténtica guía del cine de entretenimiento nos arrastra, sin rubor, desde los territorios de la serie B, con nombres propios como Hundra, Shena o Attor hasta recientes blockbusters de la talla de Las crónicas de Narnia o La trilogía de El señor de los anillos. Aguilar concede un amplio apartado al cine asiático y explora territorios tan particulares como el wuxiapian, donde se dan cita filmes como Hero o La casa de las dagas voladoras. Tampoco olvida este trabajo el cine de Europa del este, maestros como Karel Zeman o Alexandr Ptouchko tienen una destacada presencia

Es este, a la sazón, un libro imprescindible para todos aquellos amantes del fantástico, o del cine de aventuras, o del cine fantástico de aventuras. Me perdonará el autor lo quisquilloso pero doctores tiene la iglesia, de manera que ni en un colectivo tan bien avenido como el que conformamos en Judex los juicios son objeto de consenso.

Capítulo aparte en este auténtico recorrido cinéfilo y cinéfago tiene el nombre propio de Ray Harryhausen, el maestro de los efectos especiales al que Aguilar, con acertado juicio, eleva a la categoría de autor, término que parecía reservado únicamente para realizadores. El principio es obvio, casi nadie se dispone a ver el filme de Don Chafley o Gordon Hessler, popularmente Jason y los argomautas o El viaje fantástico de Simbad son peliculas de Harryhausen.


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