publicado el 14 de febrero de 2007
Marta Torres | Existe en el cine de terror para adolescentes una corriente que prima el punto de vista irónico, la puesta en escena elegante y una cierta afectación formal por encima de las producciones alimenticias basadas en el humor, la carne y la sangre. Esta singular coctelera de elementos que une la sofisticación con el uniforme escolar y las tramas argumentales de instituto con soluciones más propias del cine para adultos puede remontarse a producciones como Twin Peaks, de David Lynch, donde las andanzas de un grupo de adolescentes se vestían con la sofisticación de un thriller de género negro, o a la recién estrenada Brick (2005), de Rian Johnson, un filme que, además, debe mucho al creador de Eraserhead.
Cry Wolf es una cinta irregular en muchos aspectos pero deliciosa como thriller de instituto con algún que otro elemento robado al mismo De Palma, con sus engaños y sus mujeres fatales vestidas de inocentes caperucitas
Es el caso de Cry Wolf, una cinta irregular en muchos aspectos pero deliciosa como thriller de instituto con algún que otro elemento robado al mismo De Palma, con sus engaños y sus mujeres fatales vestidas de inocentes caperucitas. El filme empieza con la llegada a la academia privada Westlake de un joven problemático, acontecimiento que coincide con el hallazgo en los bosques cercanos del cuerpo de una joven asesinada. El recién llegado conoce a un grupo de estudiantes amantes de los engaños que deciden lanzar un rumor a través del correo electrónico de la academia en el que inventan al autor del homicidio (un asesino en serie llamado Wolf, el lobo) y describen sus propias muertes a manos del criminal. Evidentemente, acabará apareciendo el asesino y sus asesinatos virtuales pasarán a ser homicidios reales, ante el pánico de la pandilla involucrada.
A pesar de la interesante premisa argumental, el guión deja mucho que desear y la película peca de falta de ritmo y, en ocasiones, no sabe manejar de manera adecuada el suspense (lo que es casi imperdonable cuando hay secuencias de violencia de por medio), sin embargo, este argumento, que parece una puesta al día del cuento popular del pastor y el lobo- eso sí, con giro final-, permite al director mostrarnos la faceta nocturna de una estricta academia de inspiración británica. Reuniones clandestinas, amoríos entre profesores y alumnos entrevistos a través de las ventanas de los despachos, rivalidades, tramas y secretos que incluyen el asesinato… son la mejor baza de un filme que sobre todo es un juego formal de perversidades adolescentes.