publicado el 5 de noviembre de 2007
Albert Rodríguez Modolell | No es de extrañar que a muchos les sorprenda el inquietante giro dado por este brillante creador de tortuosas historias. Acostumbrados a su macabro juego con aquello que algunos llamaron en su momento la nueva carne; ahora, nos deleita con un igualmente exquisito 'savoir fair' al sumergirse en las pantanosas tierras de la mafia; de la familia; y me refiero tanto, al concepto literal, como al simbólico. Cronenberg ahonda y mezcla progresivamente ambos aspectos con el mismo toque malsano con el que nos abruma cuando habla de la fusión mental en Scanners; de la carne humana y la televisión en Videodrome; de las consolas de videojuegos y sus jugadores en Existenz; de la fantasía alucinógena y la realidad en El almuerzo desnudo; o, simplemente, cuando nos cuenta con ojo clínico las desventuras de aquellos dos hermanos tan opuestos como Inseparables; e, incluso a un nivel quizás más metafísico, aunque no indoloro, cuando le seduce hurgar directamente en temas como la confusión entre vida y muerte, entre pasado, presente y futuro en La zona muerta.
Cronenberg nos habla una y otra vez de esa lucha continua entre yin y yang, bien y mal, blanco y negro, luz y oscuridad y nos susurra una y otra vez que todo es la misma cosa, que todo cohabita en el mismo mundo; que, sobretodo, el viaje es doloroso; que el sufrimiento es inevitable; y que, al final, prevalece el equilibrio; Sus historias nos cuentan ese viaje y de cómo sus personajes llegan a encontrarlo. Puede que en el cine de Cronenberg no haya finales felices. Puede que, simplemente, consiga sembrar en la mente del espectador interrogantes, y con ello generar inquietud y despertar a ese monstruo llamado curiosidad. Y ese querer saber es, desde mi punto de vista, querer avanzar, y ir en busca de un objetivo; y, que es todo ello si no, tener esperanza.
Cronenberg siempre va un poco más allá; y tenemos la suerte de que nos invite a acompañarle en cada uno de sus pasos. Quizá tengamos ante nosotros los primeros indicios de la nueva sangre. Mi recomendación… no lo desperdiciemos.