publicado el 1 de febrero de 2004
Lluís Rueda | Gothika, dirigida por el actor francés Matieu Kassovitz (El odio, Asesinos y Los ríos de color púrpura), sorprende negativamente por su gran indefinición estilística. Su exagerada tendencia hacia la estética videoclip y el abuso injustificado del golpe de efecto en busca del susto fácil, se encargan de anular los pocos aciertos del filme.
El tono sombrío de este thriller sobrenatural entra en contradicción con las intenciones autoparódicas de su realizador; y es que parece que la cinta intente imitar el estilo desacomplejado imperante en el nuevo cine de horror asiático y lo modifica al gusto de la industria norteamericana.
El resultado es un filme errático que intenta remontar el vuelo en su tramo final pero que nunca encuentra un discurso coherente. Lo peor que le puede ocurrir a una cinta de estas características es que sea previsible, y Gothika, desde su arranque, ya ofrece un buen ramillete de tópicos que confirman nuestros peores temores.
Un buen ejemplo de la insolvencia del filme se hace especialmente evidente en su última secuencia: un forzado guiño a El sexto sentido que provoca cierto bochorno. Cabe recordar que Gothika está producida por la compañía Dark Castle, reponsable de dos vergonzantes remakes como House on haunted hill y 13 fantasmas. ¿Hay realmente algo más terrorífico que mutilar dos obras clásicas de William Castle?