publicado el 15 de abril de 2008
Pau Roig | Metamorfosis es quizá el episodio de "Masters of horror" que revela una mayor implicación de su máximo responsable, también coguionista, en el material tratado, principalmente porque reincide y complementa buena parte de las constantes y de los elementos diferenciales presentes en sus dos primeras –y hasta el momento únicas– películas, May (Id., 2002) y El bosque maldito (The woods, 2005), ésta última completada antes del rodaje de este capítulo pero estrenada después. Como en estos dos títulos, Lucky McKee (nacido en 1975) propone una nueva (re)visión de un universo femenino distinto, extraño y, por qué no decirlo, desestructurado e incluso siniestro, pero que esta vez se acerca demasiado al terreno del mal gusto. No tanto por la truculencia del argumento, tratado desde una óptica irónico-distendida poco o nada adecuada para el buen funcionamiento de la historia, sino más bien por las posibles lecturas no necesariamente machistas pero sí equívocas que se desprenden no sólo de su resolución (algo así cómo que el amor verdadero, incluso entre dos mujeres trastornadas e incluso “mutantes”, prevalece por encima de todo) sino ya de su mismo título original, que se traduce literalmente como “Chica enferma”. La protagonista, Ida Teeter (Angela Bettis, demasiado sobreactuada en un papel con muchos puntos en común con su caracterización en May), es una chica lesbiana introvertida y solitaria que trabaja como entomóloga en el Museo McNaughton de Historia Natural y que vive en un pequeño apartamento repleto de insectos y bichos de toda clase; después de muchas tentativas fallidas y de superar sus miedos y su timidez, iniciará una intensa relación con una joven chica hippie, Misty (Erin Brown) secretamente enamorada de ella desde hace años [1]. Sin embargo, un rarísimo ejemplar procedente de Brasil parecido a una mantis que caza y mata mamíferos y que ha recibido por correo sin saber quién es el remitente acabará picando a Misty, transformándola psicológica y físicamente...
Una historia tan contundente y potencialmente inquietante, no demasiado alejada a priori del espíritu malsano y enfermizo de algunas de las obras más personales del director canadiense David Cronenberg –en especial Vinieron de dentro de... (Shivers, 1975) y Rabia (Rabid, 1976)–, requería, en todo caso, un trabajo de puesta en escena mucho más elaborado y un tratamiento mucho más riguroso. McKee, en cambio, renuncia deliberada pero absurdamente al potencial digamos terrorífico de la trama para tratar de construir una suerte de comedia romántica pasada de vueltas, fracasando estrepitosamente en el intento. El insecto en cuestión, que recuerda ligeramente al de The relic (Id., Peter Hyams, 1996) antes de aumentar su tamaño, no produce ningún tipo de inquietud y ni siquiera tiene un papel decisivo en la historia: McKee lo contempla como el elemento catártico definitivo, o mejor el detonante de la unión amorosa de las dos protagonistas, que las empujará a superar con éxito y sin contemplaciones todas las situaciones adversas y la incomprensión a la que deben hacer frente: después de verlas besándose, la antipática casera de Ida pretende que abandonen el apartamento, representación de la visión “monstruosa” del lesbianismo, por llamarla de alguna manera, que tienen los elementos más reaccionarios de la sociedad estadounidense (una crítica más o menos explícita a la cuál McKee dará sospechosamente la vuelta al final, llegando a anularla, cuando Ida y Misty se convierten definitivamente en monstruos). A diferencia de May y de El bosque maldito, la trama carga tanto las tintas en la extrañeza y en la diferencia de ambos personajes femeninos que resulta imposible que los espectadores se identifiquen con ellas, o que transmitan los sentimientos y las emociones necesarias, hasta el punto de que el episodio resulta de entrada ya no inverosímil sino prácticamente absurdo, ridículo. Y es que no sólo las evoluciones de la pareja protagonista carecen de verdadero interés: lo mismo puede decirse de la mayoría de los personajes secundarios, desde el compañero de trabajo de Ida, Max (Jesse Hlubik), quién le espeta a Ida frases como “Tías o bichos, no puedes tenerlo todo” hasta, muy especialmente, el padre de Misty, Malcolm Wolf (Mike McKee, padre del director), profesor de entomología responsable del envío del monstruoso insecto... ¡Sólo porqué quería impedir la unión de Ida con su hija!