boto

estrenos

publicado el 27 de mayo de 2010

Locura en Odgen Marsh

Lluís Rueda | En 1973 George A. Romero dirigió The Crazies (Code Name: Trixie), una vuelta de tuerca a su ideario post-morten en que el contagio que convertía a los humanos en organismos mutados era un virus de origen militar. A tal efecto, el maestro del cine de zombis amparaba su discurso en la crítica a los experimentos del estado y a la escalada nuclear relativizando su siempre inquietante atmósfera metafórica y articulando un filme combativo de clara renuncia decadentista. El filme, considerado menor dentro de la filmografía del maestro norteamericano, es uno de esos productos susceptibles a una reformulación dada su condición marginal. El alcance de sus méritos y logros atmosféricos en los márgenes de un presupuesto pírrico son acaso los elementos que conceden cierta mítica y pedigrí a un filme muy representativo de una escuela y una época -aquella que revolucionó el cine de horror en la década de 1970-. Breck Eisner (Sahara) ha sido el realizador encargado de adaptar del filme de Romero asumiendo, en dosis generosas, la naturaleza weird del original y buscando fórmulas estéticas que susciten la complicidad del espectador moderno.

Marcadas las cartas, y con el objetivo de aportar algo fresco, Eisner nos dibuja una comunidad (Odgen Marsh) en la que algunos de sus habitantes enloquecen y se entregan a la lujuria del crimen.
Hemos de reconocer que el arranque del filme es de una diáfana exposición, de un manejo del suspense milimétrico y de un sustrato en la puesta en escena que podría recordarnos a otro excelente remake, El pueblo de los Malditos (Village of the Darkness ,1995) de John Carpenter, incluso nos regala alguna secuencia arrebatadora como aquella del granero a oscuras con una joven delante de una segadora en marcha. El filme de Eisner fluye por lugares comunes del género con paso firme y concatena situaciones que no por muchas veces transitadas resultan menos poderosas, sugestivas y plausibles. Hasta este punto este 'survival remake' protagonizado por un sheriff, su esposa embarazada, su ayudante y una joven, transita con ritmo encomiable por un itinerario de manual que funciona de manera meridiana hasta el instante en que se nos revela el origen de la plaga y en que el mal se conforma en ejército exterminador.

Afinidades y deudas con el filme original de Romero al margen, y si nos atenemos al juicio aséptico de The Crazies, cabe decir que salvando algunas secuencias de mérito como la del tren de lavado, muy original y de una plástica terrorífica, la huida hacia adelante de unos protagonistas al límite resulta cuanto menos reiterativa, de escasa progresión dramática y nula sugestión. The Crazies es, de alguna manera, pariente cercana de la road movie viral Infectados (Carriers, 2009) de Álex y David Pastor, es decir productos diezmados por cierta naturaleza nihilista que raramente se conceden una bocanada de ironía; en ambas películas impera un tono grave y metafísico que más que suscitar la complicidad del espectador parece querer sentar cátedra con las mieses de lo que podría ser un piloto televisivo cortocircuitado por la larga sombra de J. J. Abrams. Pero incluso el maestro del suspense catódico es capaz de conjeturar en los márgenes del horror como demostró con su documento apocalíptico Monstruoso (Cloverfield, 2008) de Matt Reves. The Crazies es una estimable propuesta que naufraga por la inercia de las deudas contractuales de tener a George A. Romero como productor ejecutivo. Pero no cabe ser tan miserable, desde luego, Romero nunca es un lastre y me atrevería a decir que ni el solvente Breck Eisner lo es. Quizá deberíamos fijarnos, en este caso concreto, en la decisión de los productores de contarnos la misma historia apocalíptica de siempre con las mismas herramientas, los mismos conflictos humanos y la misma conclusión de siempre. No, desde luego, The Crazies no es La Niebla de Stephen King (The Mist, 2007) de Frank Darabont, ni siquiera la citada Cloverfield.

Por lo pronto y hasta nueva orden Breck Eisner también se ha convertido en hombre-remake y tiene en su agenda dos proyectos como Flash Gordon y Cromosoma 3. Ya se ven aficionados al fantastique recogiendo leña para avivar la hoguera, si no se parapeta únicamente en los méritos contraídos y opta por buscar cierta originalidad discursiva me temo que el Apocalipsis puede llegarle de un momento a otro.


archivo