Apocalipsis vampírica

Filme de vampiros apocalíptico que nos sitúa en una Norteamérica devastada en la que Martin (Connor Paolo), un adolescente, huye hacia las montañas del norte acompañado del implacable y duro 'Mister' (excelente Nick Damici). En su viaje pronto se les unirá una monja (Kelly McGillis) y una chica embarazada (Danielle Harris).

Lluís Rueda | Aromas a John Carpenter y al cine de George A. Romero para una cinta que proyecta una frescura inusual pero que, sin embargo, no maneja ideas revolucionarias o alejadas de la tradición del, este sí, rompedor cine de horror norteamericano de las décadas de 1970 y 80. Stake Land es una cintade vampiros que se anticipa a cierto ejercicio de nostalgia, desde luego, pero también un inteligente cóctail de survival film , western y película de zombis (sin zombis). Adentrarse en el filme de Jim Mickle es, efectivamente, transitar por un western decadente y crepuscular que, aparentemente, hemos visto en reiteradas ocasiones y que concentra las constantes hawksinas identificables en el cine de John Carpenter (la capacidad de supervivencia del grupo, su superación y sacrificio); pero es en su trepidante formulación y en su decidida y honesta puesta en escena, donde Stake Land nos impacta, en parte, gracias su trepidante ritmo y honestidad. En ese sentido, es plenamente acertado dar al vampirismo el tratamiento de plaga zombie y tomar ideas prestadas de películas como El último hombre vivo (Omega Man, 1964) de Boris Sagal o de la más reciente Zombieland (Id., 2009) de Ruben Fleischer. Parte de la crítica ha comparado también el filme de J. Mickle con La caretera (The Road, 2010) de John Hillcoat, algo nada descabellado si tenemos en cuenta que se trata de un filme basado en una novela de Cormac McCarthy, un escritor fronterizo y muy deudor del desencantado William Faulkner.

Con Estados Unidos sitiado por la plaga vampírica y el joven protagonista interpretado por Connor Paolo en pleno proceso inciático, arranca un filme de acción que aprovecha bien variantes como convertir en el verdadero enemigo de la pareja (maestro / alumno) superviviente a unos fundamendalistas con aromas a los descerebrados guerreros de la carretera de la saga Mad Max. Para la ocasión, los infectados o vampiros son desposeídos de todo glamour para convertirse en una horda terrorífica que acecha en los aledaños de las carreteras o en las casas abandonadas, como un onnipresente castigo por los pecados cometidos (un enfoque perfectamente aliñado por cierto fundamentalismo de la Norteamérica profunda). Secuencias como la lluvia de infectados lanzados desde helicópteros o aquella en que la religiosa interpretada por Kelly McGillis (Único testigo) huye despavorida por un maizal siniestro bien valen el precio de la entrada. El vampirismo continúa dando buenos réditos y Jim Mickle tiene claro que hay que escarbar en el American Gothic, en el slasher, en las road movies polvorientas.

Stake Land es el segundo largometraje de Jim Mickle, en 2006 dirigió Mulberry Street , filme de terror que nos situa en Manhattan, dónde una infección mortal convierte a los seres humanos en criaturas sedientas de sangre y forma de rata. En el film seis personas deshauciadas deben sobrevivir atrapadas en un edificio. El guión lo firmó el propio Jim Micckle y Nick Damici, la auténtica sensación de Stake Land encarnando al rudo 'Míster'.