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sitges 2011

publicado el 10 de noviembre de 2011

Suicidios ejemplares

Lluís Rueda | Una de les sorpresas más estimulantes de la reciente edición del Festival de Sitges fue Kill me please del realizador belga Olias Barco, una comedia ácida y decadente que pudimos ver en la sección Noves Visions-Dark Ficcion. El filme se acerca al siempre polémico tema de la eutanasia con unas dosis de humor e irreverencia francamente gratas y con la convicción de que hasta el tema más escabroso puede ser un punto de partida perfecto para crear un boudevil desternillante. Rodado en un exquisito blanco y negro (cortesía de Frédéric Noirhomme) y con un presupuesto muy limitado, este filme coral nos sitúa en una clínica suiza regentado por el Dr. Krueger, suerte de 'ángel de la muerte' capaz de gestionar el suicidio de sus clientes haciendo realidad sus deseos, perversiones y sueños más íntimos. Mediante este hilarante planteamiento, el realizador se va adentrando en las ruinosas existencias de sus pacientes para esbozar un ensayo de la estupidez humana colosal que de tan grotesco y surreal nos hace recordar a instantes al mejor Raúl Ruiz.

El filme se concede una primera parte sujeta al perfil de cada uno de los pacientes, desde un intelectual francés que busca la muerte practicando sexo, una vieja estrella de la canción que desea morir cantando la marsellesa ante una unidad de bomberos, hasta la elaborada puesta en escena del suicida más joven de Francia que desea traspasar en plena batalla del Vietnam, todos y cada uno de los suicidas de este tableux vivant decadentista son por si mismos un auténtico filón de situaciones descacharrantes y un reflejo brillante de la estupidez existencial. El propio Elias Barco confesó en una ronda de preguntas con el público asistente que el tema del suicidio le interesaba a causa del fenómeno a gran escala en Tokio y por cierto antecedente familiar, de ahí que su filme se desarrolle como un exorcismo paradigmático en el que las reglas de la comedia se subvierten hacia un territorio tan opresivo que de puro irrespirable provoca la carcajada. Pero más allá de exponer una feria de vanidades singular, Kill me please retoza en el absurdo hasta límites insospechados cuando parte del desarrollo del filme se trunca en una orgía de sangre provocada por un grupo de lugareños contrarios a la eutanasia que deciden ajusticiar a todos los inquilinos del centro de asistencia del Dr. Kruger, un giro arrollador que llevará a los potenciales suicidas a luchar por sus vidas de un modo desesperado. Todo un acierto del filme plantear la muerte desde dos puntos de vista, la escogida como un acto de hedonismo o trascendentalidad (la que procura Krueger) o la inesperada, súbita y sucia de un tiro a bocajarro.

Kill me please es un auténtico soplo de aire fresco que busca la complicidad de un espectador capaz de anidarse en un subjetividad leal y sincera, y es que la maquinaria del filme invita a la distensión alejada de juicios morales mediante una carga satírica impecable e implacable. A destacar el trabajo del realizador con un grupo de actores excelentes que lucen extraordinarios, en especial ese grupo de suicidas cargados de tics, manías y malas intenciones. Es complicado elegir uno de ellos por encima de otros, pero puestos a ello cabe mencionar al personaje interpretado por Bouli Lanners, un tipo enfermizo que se jugó a su mujer a las cartas y desde entonces vive en una depresión fluctuante o, desde luego, al Dr. Kruger, interpretado magistralmente por Aurélien Recoing, a la sazón catalizador de todas las miserias de la existencia humana y gobernador de la estupidez y la retórica más vacía.

El filme de Elias Barco aterrizó en Sitges con un premio en el Festival de Roma y unas críticas inmejorables en cierto diario oficial del Vaticano, extremo que su realizador resaltó con ironía a la vez que se preguntaba por la singularidad del humor belga. Sus dentelladas fueron luminosas y acordes a la naturaleza de su película.

    Título original: Kill Me Please. Año: 2010. Duración: 95 min. País: Francia / Bélgica. Director: Olias Barco. Guión: Olias Barco, Virgile Bramly, Stéphane Malandrin. Fotografía: Frédéric Noirhomme (B&W). Reparto: Aurélien Recoing, Virginie Efira, Benoît Poelvoorde, Bouli Lanners, Philippe Nahon, Virgile Bramly, Muriel Bersy, Nicolas Buysse, Ingrid Heiderscheit, Jérôme Colin, Saul Rubinek, Daniel Cohen. Producción: OXB / Les Armateurs / La Parti Production


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