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publicado el 1 de diciembre de 2011

El romanticismo en su máximo esplendor

Lluís Rueda | 'Jane Eyre', obra maestra de la literatura victoriana escrita por Charlotte Brontë ha conocido diversas adaptaciones cinematográficas entre las que cabe destacar Alma rebelde (Jane Eyre, 1943) de Robert Stebvenson, Jane Eyere (1970) adaptación televisiva a cargo de Delbert Mann o más recientemente Jane Eyre (1996) de Franco Zeffirelli. De todas estas adaptaciones, hasta la fecha, lucía con particular vigor la versión de Zeffirelli en tanto su naturaleza era harto desatada y prosaica pero alejada de ciertas convenciones hollywoodienses, un aspecto interesante a la hora de afrontar esta obra de amor e intriga no exenta de crítica social y garante de un feminismo rayano en lo escandaloso si nos remitimos al siglo XIX, la época que alumbró esta pieza literaria ya convertida en clásico incontestable.

Esta nueva y exquisita versión corre a cargo del realizador norteamericano Cary Fukunaga, premiado como mejor director en el Festival de Sundance por Sin nombre (2009), intenso filme protagonizado por emigrantes centroamericanos que atraviesan el país en ruta hacia el Norte. Esta última adaptación cinematográfica de la novela de Brontë resulta felizmente notable, en gran medida, por su decisión de aligerar la densidad de ciertos pasajes y el acierto de apostar por un tramiento visual, de un goticismo abigarrado, que casa muy bién con la sensibilidad de un espectador más afín al fantastique que al folletín decimonónico. Fukunaga busca conscientemente un verismo en su exposición y lo consigue alejando a sus personajes de todo sesgo de sobreactuación, algo para lo que se hace imprescindible la presencia de un actor todoterreno como Michael Fessbender (Edward Rochester), capaz de transmitir el mismo infierno en su mirada, y de la joven Mia Wasikowska, perfecta en su papel de joven Jane Eyre. La fórmula de Fukunaga para acercar el clásico a un nuevo público está construida desde el máximo respecto al texto original pero, a su vez, parte de la voluntad singular de confeccionar una atmósfera de barrocas texturas capaz de atrapar la atención de aquellas nuevas generaciones ávidas de romances en un marco de fantasía. El drama que alumbra el realizador, se densifica a través de la mirada de sus protagonistas pero acontece en un marco riguroso en que ritmo cinematográfico, puesta en escena, fotografía y música son un todo calculado para que las emociones se atrincheren en nuestro pecho mientras el melodrama se expone con una determinación sazonada de savoire fer.

El equilibrio de esta nueva versión de 'Jane Eyre', y la fórmula expuesta, no son impedimento para que el libreto se imponga como garante de virtusismo y, a buen seguro, el realizador es consciente de que todo cuanto su equipo aporta (que es sobresaliente) siempre va subordinado al espíritu de la novela original; el sencillo y perfecto guión adaptado de Moira Buffini es el primer elemento y la pieza angular de un proyecto que Fukunaga viste y desviste de oropeles en la medida que sus personajes, el alma de este filme que versa sobre integridad moral, sentimientos encontrados y amor truncado, necesitan una o tal cosa para que en el devenir del melodrama no impere lo operístico y siempre perdure lo cinematográfico.

No existe un modo más acertado y paradigmático de dar nuevo brío a este relato universal que el escogido y, a diferencia de otras adaptaciones, aquí el equilibrio impera y el riesgo se atenúa ciñéndose a una reformulación estética grata, elegante y exquisita que nos permite disfrutar del romanticismo en todo su esplendor y dar a conocer el material a una nueva generación que quizá se sienta atraída por un filme que emula la paisajística de Caspar David Friedrich y que, de tan embriagador, reduce a escombros cinematográficos toda suerte de saga beoda que combine fantasía, amor y adolescencia. No existe nada más crepuscular que la Jane Eyre que aparece en el intenso fast forward del inicio del filme: un páramo yermo, una figura de negro debatiéndose en una huida casi metafísica, la desolación en su exposición más arquetípica.

    Título: Jane Eyre. Dirección: Cary Joji Fukunaga. País: Reino Unido. Año: 2011. Duración: 120 min. Género: Drama, romance. Interpretación: Mia Wasikowska (Jane Eyre), Michael Fassbender (Edward Rochester), Jamie Bell, Judi Dench, Holliday Grainger, Sally Hawkins, Tamzin Merchant, Imogen Poots. Guion: Moira Buffini; basado en la novela de Charlotte Brontë. Producción: Alison Owen y Paul Trijbits. Fotografía: Adriano Goldman. Diseño de producción: Will Hughes-Jones. Vestuario: Michael O’Connor. Distribuidora: A Contracorriente Films. Estreno en España: 2 Diciembre 2011


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