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publicado el 21 de marzo de 2012

Comedia marciana y mosca cojonera

Lluís Rueda | La coherencia en un director / autor casi siempre tiene que ver con sus más íntimas pulsiones y no con la obsesión por regalar al público lo que desea o entiende que es deseable. Quizá por ello, Nacho Vigalondo, tan dado a la impostura, al escapismo cinematográfico y tan ajeno al adocenamiento ha escogido la comedia para crear la antipelícula de invasiones extraterrestres más divertida, delirante y surreal de los últimos tiempos. Si en su debut con Los Cronocrímenes (2007) el realizador se entregaba a un laberíntico juego de espejos con el tiempo como eje narrativo disfuncional, a la manera de un psicodélico episodio de la mítica serie estadounidense Otros límites, con Extraterrestre la pirueta es triple en cuanto el realizador vasco busca una deconstrucción de ciertos iconos cinematográficos y televisivos. La apuesta por el humor cazalloso e intrascendente del que tanto gustan los intelectuales irreverentes, es la hoja de ruta que maneja Extraterrestre, un filme para iniciados en la alta comedia berlanguiana, la ironía garbancera y el despropósito autoconsciente de esa troupe de Muchachada nui que nutre parte del reparto.

Con una premisa similar a la de su propio cortometraje, Domingo (2005), el realizador sitúa a una serie de personajes en un apartamento para construir un sainete en el que el equívoco es un elemento fantástico cifrado a modo de física cuántica, es decir, el guión de Vigalondo juega al posibilismo infinito de una manera muy estudiada. Por otro lado, Andy Kaufman y Los Monty Phyton son la esencia del circo lisérgico que inspira el modelo fílmico de Nacho Vigalondo, el scketch espansivo y arrollador llevado hasta cotas inéditas. Pero toda esta esencia calculada del filme puede pasar inadvertida por su naturaleza beoda, de modo que si los referentes resultan insustanciales poco o nada puede esperar usted de esta aparente gamberrada verborreica, de escasa plástica y formulada como un episodio descomunal del citado programa Muchachada Nui, antaño La Hora Chanante. Aclarado esto, la pregunta es ¿por qué no se suma usted a tal marciano experimento? Existe un precedente de Extraterrestre que es el episodio Back to the future IV en el que Vigalondo dirige a los chicos de Muchachada Nui y que se nos antoja una de las piedras angulares sobre la que Vigalondo ha gestado su nueva aventura lisérgica, pero en este caso el modelo de comedia se ha trabajado con ahínco como un ensayo del Apocalipsis con cuatro personajes y una puesta en escena teatral que aún concede más mérito a la propuesta.

De más está decir que el tándem Carlos Areces / Raúl Cimas luce descomunal en un material hecho a medida, pero incluso en esa tesitura aportan matices de delirio actoral desternillantes, especialmente Raúl Cimas, amo y señor del filme desde que aparece en ese apartamento de Madrid con su porte sobreactuado mientas los marcianos observan desde el cielo lo maravillosamente estúpidos que son esos seres humanos contaminados por años de televisión, cómics y videojuegos... Una generación perdida en la estupidez y la zozobra de la inutilidad que el realizador capta como nadie, por que en esa prueba de autenticidad friki, él juega a ser un Tod Browning cañí y sale airoso. Mal haríamos en conjeturar con este filme en un sentido de heterodoxia y buscar parámetros similares en la tradición de la ciencia ficción española, esta es una cinta con invasión extraterrestre, pero sus parámetros del fantástico no van tanto en el argumento como en su mecánica. Extraterrestre es una propuesta que combina con agilidad aspectos de la parodia norteamericana pero que también persigue cierta autoafirmación en filmes bastardos y poco comprendidos en su día como Muertos de Risa (1999) de Álex de la Iglesia, una enfermiza y negra relectura de las miserias de los cómicos que nos hicieron reír en la caja tonta durante años. En el filme de Vigalondo la chispa demencial la ponen Areces y Cimas, la eterna perplejidad del pringado la pone un excelente Julián Villagrán y los efectos especiales van a cargo de la inocente y juguetona Michelle Gener. Si bien, en esencia, Extraterrestre es un filme conscientemente intrascendente no es menos cierto que para algunos de nosotros es una bendición en forma de bedoismo radical, un pequeño milagro que cómo todos los milagros son estúpidos, aparatosos, pero entretienen mucho más sin son los jueves y los protagoniza algún émulo de Pepe Isbert... Bien, pues los reyes de la comedia moderna y radical son Raúl Cimas y Carlos Areces, genios con aneurisma capaces de provocar que la platea de un cine repoblabada de tunantes del consumo estalle en una carcajada sostenida durante 90 minutos. Genio y figura la de esta mosca cojonera que es Vigalondo, más en esta industria tan preñada de falso oropel y sí, cómo decía Ray Bradbury en su maravillosa novela de ciencia ficción 'Crónicas Marcianas'... “Los marcianos somos nosotros”. En este caso todo una generación de extraordinarios chalados con sus locos cacharros y gadgets.

    Película: Extraterrestre. Título internacional: Extraterrestrial. Dirección y guion: Nacho Vigalondo. País: España. Año: 2011. Duración: 90 min. Género: Ciencia-ficción, comedia. Interpretación: Michelle Jenner (Julia), Julián Villagrán (Julio), Carlos Areces (Ángel), Raúl Cimas (Carlos), Miguel Noguera (tipo). Producción: Nahikari Ipiña y Nacho Vigalondo. Música: Jorge Magaz. Fotografía: Jon D. Domínguez. Dirección artística: Idoia Esteban. Vestuario: Ana María Holgueras. Distribuidora: Vértigo Films. Estreno en España: 23 Marzo 2012.


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