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publicado el 10 de noviembre de 2004

Leyendas de Glastonbury

Lluís Rueda | El cine de terror británico, lejos de revisitar sus raices pretéritas (un ejemplo es la esplendorosa etapa Hammer) muy a menudo mira al otro lado del Atlántico y traiciona sus señas de identidad. Este no es el caso de este filme honesto y solvente que ha llegado casi de puntillas (con dos años de retraso) a nuestras carteleras.

Visitantes sitúa su trama en la siempre mágica región de Glastonbury, el descubrimiento de las ruinas de una iglesia fundada por José de Arimatea son el punto de partida de un trhiller terrorífico que dosifica bien el desarrollo argumental y siempre mantiene al espectador dentro de la película.

Hay inevitables concesiones al protagonismo de su estrella (Cristina Ricci), y en momentos decisivos del filme, Brian Gilbert se enfrasca en una subtrama orientada hacia ciertos esquemas que recuerdan en demasía al cine de M. Night Shyamalan (especialmente a Señales), pero lo cierto es que la brillante idea central del filme y su particular desarrollo hacen que pronto obviemos algunos tópicos y efectismos francamente prescindibles.

Un aspecto a destacar de Visitantes es el magnífico provecho de la belleza angosta de la región, los páramos iglesias y pueblecitos son un decorado de lujo, una delicia gótica, contra la que no puede competir ni el más inspirado decorador del Hollywood actual. Brian Gilbert saca provecho a esa circunstancia desde la primera hasta la última y memorable secuencia del filme.

Visitantes es un buen ejemplo de cine de terror estilizado, con un look muy británico que convierte la sobriedad de su puesta en escena en todo una declaración de principios. Es francamente una lástima que algunos aspectos de su guión resulten tan desaliñados, y eso condicione el resultado hasta el punto de desalentarnos en algunos tramos de la cinta: es especialmente fustrante ver como un filme que de entrada tiene todos los elementos para ser excelente tantea inecesariamente con aspectos vanales que acaban por arruinar parte de sus expectativas.

Es especialmente fustrante ver como un filme que de entrada tiene todos los elementos para ser excelente tantea inecesariamente con aspectos vanales que acaban por arruinar parte de sus expectativas.

Obvien la gratuita historia de amor y el excesivo protagonismo telequinésico del niño, la trama esotérico-religiosa con todos su vericuetos laberínticos son lo más estimable de un filme que les dejará cierto gusto agridulce y un puñado de excelentes momentos. Las primeras apariciones de los visitantes, el descubrimiento de la verdadera identidad de los rostros del bajorrelieve o el estupendo clímax de la persecución por el maizal son solo algunos ejemplos.

No parece una coincidencia que Visitantes haya esperado al estreno de El exorcista: El comienzo para encontrar un lugar en la cartelera; algunas de sus reflexiones sobre la fe y ciertos detalles de puesta en escena explican en parte la coincidencia. De paso, no hay que olvidar que como estrategia publicitaria siempre es rentable que el trabajo lo haga otro. La picaresca del mercado puede llegar a ser tan diabólica...


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