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sitges 2012

publicado el 16 de noviembre de 2012

Lluís Rueda | Basada en hechos reales, Compliance es un potente artefacto cinematográfico que reflexiona acerca del poder de manipulación que ejercen ciertos individuos amparándose en la ley, un uniforme o una posición civil privilegiada. La premisa del filme del debutante Craig Zobel es una llamada telefónica de un bromista que se hace pasar por policía y denuncia a una empleada por robar a un cliente, desde su anonimato pero escudado en un supuesto cargo de inspector este auténtico psicópata es capaz de ganarse a las jerarquías del establecimiento para llevar a cargo un plan de dominación y vejación que deja absolutamente exhausto al espectador. Un gran thriller psicológico que demanda cierta complicidad del espectador y se degusta con mayor credibilidad si nos atenemos a ciertos experimentos como el que el Dr, Stanley Milgram realizó en la universidad de Yale sobre el condicionamiento y la responsabilidad moral.

La rigidez de ciertos estamentos morales y éticos del país donde sucede la trama, Estados Unidos, también es un aspecto que refuerza la credibilidad de este argumento basado en hechos reales. Más allá de su eficacia como producto perturbador cabe señalar su buen criterio de puesta en escena y una pátina de cine independiente que con intermitencias nos recuerda a productos como Bubdle (Id., 2005) de Steven Sodenberg. Un pequeño relato turbio de una Norteamérica donde todo es posible. La inmersión en la más profunda pesadilla real está servida en Compliance con una eficacia incuestionable, la credibilidad de la ficción, reitero, depende de que el espectador maneje ciertos matices en la cabeza y tenga clara las posibilidades y técnicas del lavado de cerebro. El poder de un uniforme servido con un verbo autoritario puede hacer bajar algunos peldaños emocionales a muchos ciudadanos de bien.


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