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publicado el 24 de mayo de 2013

Sombras en la ventana

Marta Torres | La venganza del hombre muerto es la primera incursión en Hollywood del director danés Niels Arden Oplev, responsable de la primera adaptación de la novela de Stieg Larsson, Los hombres que no amaban a las mujeres y que ahora enfrenta la adaptación de una historia de cine negro ambientada en los suburbios de una ciudad estadounidense. Cuenta además con la presencia de la actriz protagonista de su anterior película, Noomi Rapace, lo que en principio garantiza un filme de sombríos aires nórdicos y personajes desplazados.

Collin Farrell interpreta a un asesino a sueldo obsesionado con la venganza, mientras que Noomi Rapace es una mujer desfigurada por un accidente que ve en el ojo por ojo una salida a su malestar vital. La película de Niels Arden Oplev, más interesada en su naufragio moral que en el acto mismo de la venganza, retrata con sutilidad su vagar en el mundo y su odio, hecho de reflejos y sombras que se espían a través de la ventana y que encuentran, pese a ellos mismos, un punto de encuentro que es también un punto de fuga a su malestar vital. La venganza del hombre muerto narra en realidad el encuentro desesperado entre dos fantasmas que han perdido las ganas de vivir y es allí donde brilla el hacer de Niels Arden Oplev, más interesado en la sutilidad de las relaciones emocionales de sus personajes que en mantener la tensión de un thriller de acción.

Sin embargo, se trata de una película de Hollywood, por lo que el libreto de J. H. Wyman, guionista en Fringe, incorpora las dosis de rigor de pirotecnia y es en esas escenas en las que la película se convierte en un filme convencional. El resultado es por fuerza desequilibrado. Niels Arden Oplev aborda el thriller con desgana y la fuerza que gana por un lado se pierde en rocambolescas escenas que desmerecen la violencia soterrada que encierra el alma de sus protagonistas. La película es turbia e intrascendente al mismo tiempo, y cae en los previsibles mecanismos del cine de acción que el director aborda con precipitación y con el piloto automático puesto. La venganza del hombre muerto es un choque de culturas del que salvamos la bellísima escena en la que los protagonistas se espían a través de las ventanas de un bloque de pisos del extrarradio.


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