publicado el 26 de junio de 2013
En la tónica de los últimos años, el director de Sitges, Ángel Sala, ha tenido que contestar en la primera presentación del festival de este año a un buen número de preguntas relacionadas con la crisis del sector, el presupuesto del festival y los nuevos formatos en el cine.
Marta Torres | Para Sala, el descenso en taquilla de los últimos tiempos, y que el sector considera dramático es por culpa de “una falta de educación de la mirada; el público ve las películas de manera nefasta, en pantallas pequeñas y en baja calidad”; no obstante, después de añadir que “el cine es un negocio y tiene que dar dinero”, ha reconocido que “hay desafección por parte del público y volver a explicar lo que es el cine es difícil”. Además de la crisis, el continuo descenso de espectadores en las salas convencionales se explica en parte, porque “se ha perdido la magia”. Por este motivo los festivales siguen teniendo público, “ya que conserva esta magia que sólo da el evento”.
Presentación de Sitges en la fábrica Moritz de Barcelona, ahora reconvertida en bar, restaurante, espacio multidisciplinar y lo que haga falta. La sala donde se realiza la presentación, -amplia, moderna e iluminada en rojo-, está a llena a rebosar de periodistas, blogueros, seguidores y amigos del festival. Llego tarde y me siento (sic) en la primera fila, la única desocupada. Ángel Sala, el director de toda esta movida, está frente a nosotros, apoyado en un taburete, como un artista de variedades o un presentador televisivo. Antes nos han puesto en una pantalla la presentación del festival. La gente ha aplaudido como si estuviera en un pase. Hay ganas. Recuerdo el sacrosanto principio del periodista de no dejarse llevar. Me cuesta.
Empieza Sala recordando su adolescencia y a Richard Matheson -fallecido este fin de semana- que al parecer formaba parte de sus primeras lecturas de ciencia ficción y terror. Cita Soy Leyenda y Dimensión desconocida. Ahora sí que aplaudo. Me fijo en que Sala va vestido completamente de negro.
Como es habitual, Ángel empieza por desgranar la programación. Anuncia alguna novedad y se calla otras tantas. Los periodistas, blogueros, fans… escriben sin parar en sus teléfonos móviles de última generación. (Un detalle, el director lleva en la mano una tablet en lugar de los cuatro folios arrugados de anteriores presentaciones). En mi móvil casi todos los tweets de los que nos encontramos allí dicen lo mismo lo que me lleva a preguntarme sobre el futuro de la profesión periodística y bla bla… por suerte empiezan las preguntas y Sebastià d’Arbo, sentado a mi espalda, hace una de las más extrañas que recuerdo y de golpe cobra sentido la profesión en general y el genio periodístico en particular. D’Arbo dice algo sobre la muerte y la resurrección (¿Del cine?¿Del festival?¿de Ángel Sala?). Ángel no parece descolocado, habla de la necesidad de renacer y cita de pasada a los zombies. Ahora recuerdo la tablet y pienso en si la renovación va por ahí, en confiar en las pantallas digitales y si el cine se ha convertido en cine zombie. Otra pregunta ahonda en el tema ¿Es el cartel del festival una metáfora del fuego purificador? Sala responde con la necesidad de reinventarse y cita de pasada los nuevos formatos y el nuevo cine. Mientras, se forma en mi cerebro la imagen de una pantalla de cine ardiendo, todo muy Lynch o muy Gremlins, depende de como se mire, y me pregunto qué saldrá de las cenizas.