Picaresca terrorífica

Dos huérfanos adolescentes se dedican a saquear los cementerios. La gente del pueblo está harta de su falta de respeto por los muertos, de modo que ofrecen una fuerte recompensa por su captura. Desesperados, huyen a una isla desolada por un virus alienígena que ha convertido en animales carnívoros a los lugareños. A cargo llevan una niña indígena que guarda el secreto del origen de los infectados.

Lluís Rueda | En este pasado Festival Internacional de Cannes 2013 se proyectó una muestra del nuevo cine filipino independiente con ocho filmes representativos entre los que se hallaba The Grave Bandits de Tyrone Acierto. Esto nos da una idea de la calidad de esta propuesta que fusiona con imaginación y un poderoso sentido del ritmo el cine de infectados o zombis y el cine de aventuras protagonizado por niños... una combinación sugestiva en la que el espectador hallará elementos sugestivos como la tradición de los piratas del pacífico, un sentido de la picaresca muy autóctona por parte de los asdolescentes protagonista y una envoltura de filme refrescante para todos los públicos. El matiz terrorífico siempre está presente a lo largo del metraje pero más que por la presencia de esos seres infectados de la isla en la que aterrizan los Grave Bandits (ladronzuelos de tumbas) se debe a la capacidad de su director. Tyrone Acierto de crear una atmósfera amenazadora y desconcertante; algo propio de ciertos filmes clásicos que sitúan el horror como un elemento fascinante procesado a través de la mirada infantil: véanse aventuras marítimas del calado de La Isla del Tesoro (Byron Haskins) o Moonflet (Fritz Lang).

The Grave Bandits es una apuesta muy interesante por el cine de entretenimiento de calidad y resulta paradigmático como filme inspirado en el horror filipino de bajo presupuesto de las décadas de 1950 y 1960. Esta etapa está representada por la obra de pioneros como Lamberto Avellana o Gerardo Leon responsable de Las novias del monstruo y Mad doctor of Blood Island, películas que mezclaban las aventuras selváticas y el género de ciencia ficción con desparpajo y muchos litros de sangre. Filipinas propone un cine de género que ya desde su tradición ha tenido que batallar con presupuestos pírricos de modo que la optimización de recursos va en su propio ADN. Tyrone Acierto es uno de los nuevos representantes de esa tradición fílmica en la que la palabra independiente tiene mucho más sentido que en cualquier otro filme de otros paises que garantizan un mínimo de recursos y muchas más posibilidades de financiación.

Resulta reconfortante comprobar que más allá del cine naturalista y excepcional del gran Brillante Mendoza existe una ola de creadores filipinos que se suman al horror como garante creativo, más allá de Tyrone Acierto ahí están nombres como Julius Roden, Jun Lana, Uro G. de la Cruz, Topel Lee, Kahun o Mike Tuviera.