publicado el 21 de noviembre de 2013
Lluís Rueda | Solo un creador tan sólido como Johnnie To podría plantearse la idea de hibridar un sentido del humor astracanado a la manera de Blake Edwards en un thriller rotundo, áspero y sin concesiones para acabar dibujando una sonrisa mordaz en el espectador. Blind Detective (Man tam) concede carta blanca a la estrella Andy Law para crear un detective obsesivo y de metódica nada ortodoxa que con la ayuda de una enamoradiza policia (Sammi Cheng) conforma una de las parejas más explosivas del panorama cinematográfico asiático.
La desaparición de una amiga de la infancia de esta última es el objeto de una investigación que llevará a los protagonistas a un laberinto de acción hipnótico y con secuencias de una brutalidad tremenda. Lo sorpresivo del filme es como To puede permitirse el lujo de introducir en este relato sórdido y sofisticado gags que a ojos de un occidental resultan ridículos, excesivos e incluso anticlimáticos sin que el objeto del filme se resienta. Un filme / ópera diferente, alienado y tan proclibe a la automutilación que acaba por parecer una pesadilla provocada por una indigestión. Con todo, divierte, emociona y no deja indiferente. Si superan el mal trago del sketch de la abuela que trepa por la parte trasera de un camión en marcha (sic) tendrán mucho superado, el resto es dejarse llevar, obligarse en la búsqueda de la sorpresa. Toda una aventura enajenada que puede suscitar más de una queja... A nosotros esa premisa nos seduce.