Vivir en duelo

Marta Torres | La maternidad y los lazos familiares tienen un fuerte vínculo con el terror, en parte porque son temas tabú y en parte porque sobre ellos se sostiene buena parte de lo que somos y sentimos como personas. Su violación nos asusta puesto que nos deja en un peligroso terreno de nadie. Al fin y al cabo el terror, como apunta David Roas en su libro Tras los límites de lo real. Una definición de lo fantástico (Páginas de Espuma, Madrid, 2011), procede en parte del quebrantamiento de una ley natural y ¿qué hay más natural para la mayoría de nosotros que el amor de una madre por su hijo o por su familia?

Proxy, de Zack Parker, ahonda en esta idea con la historia de una joven madre soltera que ha perdido a su hijo a los nueve meses de embarazo a consecuencia de una paliza brutal. La joven acude entonces a grupos de autoayuda donde conoce a una mujer carismática, viuda a causa de un accidente de automóvil, con la que entabla amistad. Proxy, que empieza como un drama de sesión de tarde para ir derivando lentamente hacia la extrañeza y la crueldad, explora el lado más envenenado de las relaciones humanas y expone con contundencia hasta qué punto puede ser oscuro el afán por captar el cariño y la atención de los demás. Proxy es sutil, cruda, meticulosa y profundamente sarcástica en su visión de lo humano y sus negras necesidades.