publicado el 22 de noviembre de 2013
Lluís Rueda | Grabada en blanco y negro con una cámara Sony de los años ochenta, The Computer Chess es uno de los filmes más irreverentes, interesantes y desacomplejados que hemos podido ver en mucho tiempo. Andrew Bujalski escarba en una idea, la de la admiración que nos produce el recuerdo de los pioneros de la informática, y en una estética, la casposa, geek que destilan algunos de aquellos programadores que soñaban con una revolución como lo que hoy vivimos en términos tecnológicos. Con la excusa de uno de aquellos marginales congresos de programadores informáticos compitiendo en partidas de ajedrez, Bujalski traza un retrato entre mordaz, sarcástico y tierno de algunos de esos personajes y sus gigantescas carcasa eléctricas. El filme, pese a su extrañas texturas y sus diálogos pseudo-filosóficos trasciende, enamora y deja un poso singular gracias a una galería de personajes única e irrepetible. En The Computer Chess siempre menos es más y cada detalle está cuidado con precisión arqueológica. Un filme que arrancará una sonrisa a aquellas generaciones que ahora rondan los cincuenta años y que un día soñaron que el mundo se reducía a unos y ceros. Si además son ustedes capaces de captar algunos chistes matemáticos entonces la sesión será aún más redonda. El filme definitivo para entender la compleja mente de un nerd y sus virtudes humanas; una marcianada colosal y muy necesaria.