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publicado el 6 de junio de 2014

Problemas de ensamblaje

X-Men: Primera generación (X-Men: First class, 2011) de Matthew Vaughn
refrescó la popular saga de Marvel dotándola de una profundidad melodramática y llevándola al
inteligente contexto histórico-político de Estados Unidos en 1960, el origen de la Guerra Fría. El filme
resultó excelente y francamente superior a la trilogía original y a los spin-offs derivados (alguno
directamente prescindible). Para esta continuación se ha contado con la dirección del solvente
realizador Bryan Singer, director de los dos filmes seminales de la saga y el resultado es, a priori,
impecable.

Lluís Rueda |

La película, que se desarrolla como un nexo de unión entre la trilogía original, los filmes centrados
en el personaje Lobezno y la propuesta de Vaughn, arranca como un vendaval en un futuro distópico
en el que los mutantes deben luchar contra una raza de indestructibles centinelas, tarjeta de
presentación para mostrarnos a mutantes inéditos como Sendero de guerra, Bala de cañón, Bishop,
El hombre de hielo, Kitty Pride o Coloso. A partir de ese futuro oscuro y desolador el filme utiliza a
un Lobezno viajero del tiempo que vuelve a la década de 1970 para influir y modificar el futuro- La
idea funciona, anexiona un buen puñado de actores de ambas sagas y profundiza en la idiosincrasia
de Estados Unidos a partir de la mirada del diferente, del mutante. El fantástico y el cómic en
particular tienen esa función metafórica a partir de la cual se plantean grandes cuestiones
coyunturales según la época y sus circunstancias, según los conflictos bélicos... En ese sentido la
saga Iron Man y especialmente el filme Los Vengadores (The Avengers, 2012) de Joss
Whedom han sido punta de lanza creativa.

Pero nos enfrentamos a un problema, y es ahí donde cabe cuestionarse todo el conjunto del filme
que nos atañe, y relativizar las posiblemente merecidas críticas que ya está cosechando X- Men:
Días días futuro pasado
. Todo lo expuesto en el filme es plásticamente irresistible y la saga
siempre se ha caracterizado por ser fiel a un ideario historicista que acompaña a héroes y antihéroes,
pero en el presente filme la combinación entre grand gignol y el encaje en el contexto socio-
político no funciona, es tan desmelenada esa combinación en tantos instantes que la fuerza que
trasmiten sus iconos de ficción queda en entredicho. Quizá el Nixon de este filme es el menos
atinado de la historia del cine, su encaje en la acción deviene surrealista y que el republicano sea
una especie de padrino administrativo de unos soldados drones propios del siglo XXII... ¿no creen
que es simplemente prescindible? Por no citar el guiño rocambolesco a JFK (permítan que no revele
nada), un chascarrillo que no solo funciona como tal si no que tiene consecuencias en el argumento.

Esos excesos, a modo de apuntes cómicos en algunos casos, se dan de bruces con el general tono
elegíaco que pretende el filme y es que en ocasiones uno tiene la sensación de que está viendo tres
películas en una; el argumento está bien atado, es sólido, pero el enfoque general es muy discutible
si se mira con detenimiento.

Permítanme que lo exponga mediante un ejemplo: el filme basado en el cómic de Allan Moore
Whatchmen dirigido por Zack Snyder en 2009. Esta cinta es precisamente lo contrario al filme
de Bryan Singer que nos atañe, funcionaba como un extraordinario collage de antihéroes en el que el
contexto político de la décda de 1980 estaba siempre presente, pero casi siempre fuera de campo o
convenientemente expuesto en unos títulos de crédito magistrales. Son dos modos de abordar la
reciente historia de Estados Unidos a partir de sus iconos de papel, en el caso del filme de Zack
Snyder toda una lección de inteligencia fílmica y en el caso de la cinta de Bryan Singer una vuelta de
tuerca a lo ya visto otras veces con cierta manga ancha para lo grotesco y, en cierto modo, fácil.

Apunte crítico al margen, dejando aspectos globales que deberían ser de obligada revisión para
muchos filmes de estas características X-Men: Días del futuro pasado es todo un espectáculo
visual y un digest perdurable a instantes. Véase la observación de la que venimos como un
toque de atención a la creatividad de todo cuanto acontece fílmicamente alrededor de Marvel; se
observa cierta autocomplacencia y poco riesgo... En ese sentido, asumiendo sus altibajos, sigo
pensando que actuales franquicias como Batman destilan un intento renovador más estimable. Su
contexto es ficticio, desde luego, pero ensambla con mayor inventiva y originalidad cuestiones que
atañen a nuestra sociedad y la herencia de ciertos modelos sociales y económicos. Pese a todo, los
jóvenes Magneto (Michael Fassbender) y Charles Xavier (James McAvoy) les harán disfrutar de una
sesión de lo más apetecible. El espectáculo continúa, no se duerman en los laureles.

    Película: X-Men: Días del futuro pasado. Título original: X-Men: Days of future
    past
    . Dirección: Bryan Singer. País: USA. Año:2014. Duración: 132 min. Género: Acción, ciencia-
    ficción, fantástico. Interpretación: Jennifer Lawrence (Raven / Mística),Michael Fassbender (Erik
    Lehnsherr), James McAvoy (Charles Xavier), Hugh Jackman (Logan / Lobezno), Halle Berry
    (Tormenta), Jason Flemyng (Azazel), Ian McKellen (Magneto), Patrick Stewart (Profesor X), Anna
    Paquin (Pícara), Ellen Page (Kitty Pryde),Shawn Ashmore (Bobby / Hombre de Hielo), Peter
    Dinklage (Dr. Bolívar Trask), Nicholas Hoult (Hank McCoy / Bestia), Omar Sy (Bishop), Daniel
    Cudmore (Coloso), Evan Peters(Mercurio), Lucas Till (Havok), Bingbing Fan (Blink). Guion: Simon
    Kinberg; basado en un argumento de Jane Goldman y Matthew Vaughn. Producción: Bryan Singer,
    Simon Kinberg, Lauren Shuler Donner, Hutch Parker. Música: John Ottman. Fotografía: Newton
    Thomas Sigel. Montaje: John Ottman.  Diseño de producción: John Myhre. Vestuario:Louise
    Mingenbach. Distribuidora: Hispano Foxfilm. Estreno en USA: 23 Mayo 2014.Estreno en España: 6
    Junio 2014


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