publicado el 5 de julio de 2005
Juan Carlos Matilla | ALGUNAS VECES LA NOVELA NEGRA SE APARTA DE CIERTAS ESTRUCTURAS CONVENCIONALES para refugiarse en la audacia más inesperada y, por qué no, reconstituyente. Lejos de intrigas policiales, malvados maquiavélicos y sórdidos suburbios, algunos creadores pretenden enfocar la novela criminal desde perspectivas arriesgadas y poco acomodaticias (ya sea desde enfoques ultraviolentos e hiperrealistas, severos tratamientos morales o mediante pantagruélicas piruetas narrativas). Sin lugar a dudas, el francés Thierry Jonquet (por desgracia, aún muy poco conocido para los lectores hispanos) pertenece a esta categoría de escritores afines a la novela negra pero conscientes de sus limitaciones y, por tanto, dispuestos a transgredirlas.
Publicada en 1984, la nouvelle Tarántula (Mygale) es una de las más recientes obras maestras del género. Amarga, sórdida y sorprendente, esta breve obra comienza con un atractivo tono de relato gótico (un cirujano perturbado y dos mujeres encerradas en angostos edificios: una joven enajenada y envejecida prematuramente y una femme fatale obligada a prostituirse) pero que sigilosamente se va convirtiendo en una furiosa historia de venganza, asedio y crimen en la que Jonquet ofrece un innovador tratamiento de los perfiles psicológicos y del desarrollo habitual de los personajes en un relato de estas características.
Memorable en su discurso acerca de las relaciones humanas en situaciones de desesperación y supervivencia, la novela se puede leer como un enajenado cruce entre El coleccionista, de John Fowles (novela llevada a la gran pantalla por William Wyler en el filme homónimo de 1965), el thriller erótico y sofisticado (en su vertiente más giallesca y transalpina), filmes de atmósferas criminales surrealistas como Los ojos sin rostro (Les yeux sans visage, 1959), de Georges Franju, y, por último, los dramas criminales de Pedro Almodóvar, autor con cuya obra Tarántula guarda más de un paralelismo (razón que explica la urgencia con la que el director de Mujeres al borde un ataque de nervios se ha hecho con los derechos cinematográficos de la novela).
En esta obra inolvidable, tres líneas narrativas irán convergiendo lentamente hasta un final memorable en el que Jonquet desarrolla una personal visión del síndrome de Estocolmo, la identidad sexual, la mezquindad humana y los anhelos perversos. Una obra perturbadora y fascinante de la que resulta francamente difícil desprenderse tras su lectura. Así, al igual que las obras de otros escritores contemporáneos afines al género policíaco como Dennis Lehane, Martin Sutter o Gilles Blunt, Tarántula acaba superando cualquier expectativa o lugar común del género para construir un sórdido cuento moral sobre la oscuridad del espíritu humano.