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libros

publicado el 15 de marzo de 2004

Marta Torres | EN SUS MÁS DE CUARENTA OBRAS PUBLICADAS, el autor estadounidense Philip K. Dick construyó un universo propio entre alucinado y mesiánico, irónico y catastrofista, que le ha valido prestar su apellido a un género que describe la pérdida de la identidad, ya sea a manos de las grandes corporaciones o de la duda metafísica. No obstante, y a pesar del predicamento de su obra entre los amantes de la sci-fi americana, K. Dick nunca se consideró un escritor de género y contaba entre sus referencias a escritores como Kafka o Proust.

K. Dick escribió buena parte de sus novelas y cuentos espoleado por las anfetaminas (se dice que era capaz de redactar 90 páginas en un solo día) y las necesidades económicas. Los premios y el reconocimiento a su obra no llegaron hasta después de su muerte, en parte gracias al éxito de Blade Runner (1982), adaptación libre de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? a cargo de Ridley Scott o la más reciente Desafio Total (Total Recall, 1990 ) de Paul Verhoeveen.

Las drogas como fuente de inspiración, la cultura popular de los setenta (con lo que tenía de irreal y engañoso) y sus propias experiencias personales son el sustrato de una literatura inquietante, oscura y en ocasiones paranoica, que tiene sus mejores exponentes en obras como El hombre en el castillo (The Man in the High Castel, 1962), la ya mencionada Sueñan... y Ubik (1969), en mi opinión, la más redonda de las tres.

Ubik es una novela sobre la muerte y la salvación, divertida y terrorífica a partes iguales. Su punto de partida es una expedición a la luna organizada por Glenn Runciter, el dueño de una oscura corporación empresarial, para atrapar a un peligroso grupo de telépatas. Durante el viaje Runciter muere y sus empleados, liderados por Joe Chip, regresan a la tierra. Sin embargo, el viaje parece haber debilitado la estructura misma de la realidad, que se ve alterada por misteriosos (y escatológicos) mensajes publicitarios imposibles (procedentes de Runciter) y extrañas regresiones temporales. La realidad que perciben los protagonistas de la historia (y la que percibe el lector) ha sufrido un tremenda disociación similar a la que podría producirse en estados alterados de conciencia. Mientras, los miembros del grupo empiezan a morir. Naturalmente, nada es en realidad lo que parece y en un mundo sin sentido la salvación puede hallarse en los objetos más inverosímiles (siempre y cuando se usen según las instrucciones).


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