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sitges 2011

publicado el 4 de noviembre de 2011

Un festival agridulce


El festival de Sitges de este año había causado una gran expectación por la calidad de sus propuestas, con títulos de Von Trier, Soderberg, Miike, Sion Sono, Tsukamoto.., tanto en la sección oficial como, sobre todo, en las paralelas y Noves Visions. Además, era el año después del affaire A Serbian Film, la película que llevó al director del festival, Angel Sala, a encarar una causa penal, por lo que estaba por ver si la polémica había afectado al festival o a la programación de algún modo. Otro hecho reseñable era la gran cantidad de producción española (y catalana) y su posición preeminente en la programación: Eva, de Kike maíllo, abría el festival, mientras que se proyectaban títulos como la vuelta al thriller de Jaume Balagueró, Mientras duermes, el segundo largometraje de Vigalondo, Extraterrestre, la esperada primera película de Chapero Jackson, Verbo, o Emergo, un filme producido por el multipremiado Rodrigo Cortés, el director de Buried.

Marta Torres | Pasado el festival puede decirse que ha dejado un sabor agridulce. Si bien se han visto buenas películas, la mayoría se encontraban en secciones paralelas, premieres o sesiones especiales. La Sección Oficial a Competición se ha rebelado, con algunas excepciones, algo gris y poco interesante, mientras que las propuestas más arriesgadas no han acabado de cuajar entre el público. Se ha echado de menos también una película-shock como lo fue en su día Old Boy o A l'interieur. El filme ganador, Red State, de Kevin Smith, es una película correcta hecha con un material explosivo que hubiera brillado en manos de un realizador con más arrojo y personalidad (¿imaginan esta historia de cristianismo radical en manos de Rob Zombie?), mientras que películas que sí tenían números para abanderar el festival, como Drive, se han pasado fuera de concurso como premieres.



Quizá por este motivo, un filme gamberro, divertido y sin pretensiones como Attack de Block se ha convertido en el ganador moral de la 44 edición del Sitges Festival de Cine Fantástico de Cataluña. La película británica, dirigida por Joe Cornish, un debutante vinculado a los creadores de Zombies Party (Una noche de muerte) y de Scott Pilgrim contra el mundo, consiguió poner de acuerdo dos opiniones en general antagónicas y se ha llevado los premios de la crítica y el público, además del galardón a la mejor banda sonora y el premio especial del jurado. La película es una alocada cinta de alienígenas que ha causado auténtico furor en el Reino Unido. Está protagonizada por chicos de barrio dispuestos a defender su bloque de edificios de una invasión extraterrestre.

Respecto al resto de la sección oficial, sobraban títulos recién llegados de Sundance que no acaban de encajar en un festival de fantástico, como Another Earth, que sigue la tradición inaugurada el año pasado por Monsters. Ambas emplean el terror como excusa y no son fantásticas ni por atmósfera, ni por estilo ni por intenciones… Tampoco se entiende que estén en esta sección películas como Juan de los Muertos, un filme gamberro de serie Z que cae muy simpático pero que tiene más valor por ser el primer filme cubano de zombies que por sus cualidades cinematográficas. A este cajón desastre añadiría las insufribles The Other Side Of Sleep, de Rebecca Daly, The Murder Farm, de Bettina Oberli o The Mortician, de Gareth Maxwell Roberts.

Aunque también ha habido buenas propuestas, títulos estimables y alguna que otra sorpresa. Destaca Livide, un filme en las antípodas de lo correcto y lo esperable, de Julien Maury y Alexandre Bustillo. Los directores franceses, de los que se esperaba una nueva versión de A l'interieur, rizan el rizo de las expectativas y crean una película de bella caligrafía gótica en la tradición del más puro terror europeo (francés y, sobretodo, italiano). A pesar de ello, la propuesta no convenció a un amplio sector del público, que esperaba un filme más digerible y Livide sólo fue reconocida con el premio al mejor diseño de producción, soberbio, por otra parte.

Gustó mucho al público The woman, un filme que toma a una mujer salvaje para denostar el machismo y a la sociedad estadounidense. Está dirigido por Lucky McKee, que ya presentó May en Sitges hace unos años. The woman es un filme sencillo, directo y algo previsible que no escatima en sangre y vísceras. Una película festivalera que da al público lo que quiere. La película fue premiada con el mejor guión.

Más interesante es The Yellow Sea, del director coreano Na Hong-Jin, que ha llevado al cine, y con la ayuda de la Fox, un thriller que tiene como protagonista a un inmigrante ilegal al que le encargan cometer un asesinato. El director de la estimable The Chaser, ha variado de registro e incluso de estilo, para llevar a la pantalla un retrato social (la inmigración, la pobreza y las mafias que viven de ellas) de forma cruda e hiperviolenta lo que le ha valido el premio a mejor director. También tuvimos la oportunidad de disfrutar de la obra de otro director asiático conocido de Sitges, el japonés Takashi Miike. El remake que ha hecho de Hara kiri es un portento de belleza y contención. Un drama sobre un héroe romántico, un samurái que no duda en enfrentarse a un ejército con una espada de madera y, aun así, contiene una de las escenas más insoportables, por morbosa y sanguinaria, que se han visto en el festival este año.

En el cajón de las decepciones nos encontramos con The Divided, del director francés Xavier Gens (Frontier(s)), un filme que tiene un arranque espectacular y que va perdiendo fuerza e interés a medida que avanza la historia sobre un grupo de refugiados encerrados en un búnquer atómico, que acaban por enfrentarse los unos contra los otros. El filme se hace repetitivo y el espectador tiene la extraña sensación que le están hurtando la historia realmente interesante: lo que sucede fuera. Algo similar pasa con El páramo, del director colombiano Jaime Osorio Marquez. El filme sugiere un elemento sobrenatural para intentar levantar un historia sobre paranoias y manías persecutorias en un pelotón de soldados aislados en un páramo. Habría que añadir a este apartado Emergo, la última película producida y escrita por Rodrigo Cortés (el director de Buried). Emergo es un filme bien hecho sobre un caso de poltergueist que parece que no busca nada más que provocar un par de sustos en el espectador.

Al margen de la sección oficial, en el festival se han visto joyas como Melancolía (Lars Von Trier), The Turin Horse (Béla Tarr), Guilty of Romance (Sion Sono), Night Fishing (Park Chan-wook y Park Chan-kyong), íntegramente grabada con un iPhone, The Unjust (Ryoo Seung-wan), Vampire (Shunji Iwai) y se han proyectado sorpresas agradables como Apollo 18 (Gonzalo López-Gallego) y auténticas gamberradas como la película sorpresa del festival, Killer Joe: el regreso, sonoro como una ráfaga de ametralladora, de William Friedkin.

En el apartado de animación ha resultado galardonada Tatsumi, de Eric Khoo, que aborda la figura de uno de los creadores de manga más importantes de todos los tiempos, Yoshihiro Tatsumi.

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